En mi caso, yo me traje desde España a mi hijo peludo hace 6 años.
Él es un Samoyedo, de más de 25 kilos, así que el trámite de exportación/importación animal se sumó al de transporte con la aerolínea.
Lo primero que hice fue asegurarme que Iberia podía transportar animales en bodega para ese vuelo en específico y realicé la reserva de su "asiento" en bodega. Aunque la mayoría de las aerolíneas transporta animales, es importante asegurarte que el avión cuenta con bodega presurizada porque de otra manera no es seguro para el animalillo, unido a que seguramente no te dejen subirlo al avión.
Lo segundo fue actualizar la cartilla de vacunas, en especial Rabia, para que pudieran validar la importación. El veterinario también tuvo que realizar un documento certificando la buena salud del perro.
En España, cuando una mascota viaja le sacan un "Pasaporte", que es como la Cartilla más o menos.
Con todo esto, fui al Ministerio de Agricultura y Pesca, a solicitar un certificado Zoosanitario para exportación de animales de compañía. Fundamentalmente lo que hicieron fue confirmar el certificado del veterinario.
Y por último antes de salir, compré una caja con las especificaciones de AENA para transporte aéreo de animales. Tiene que estar totalmente cerrada.
Ya en el aeropuerto, pensé que ya estaba todo listo con esto, pero resultó que Iberia me pidió que COMPRARA el billete, que ya había reservado para volar, pero que hay que comprar literal en otro mostrador que no es el de facturación.
Después pasé con tooooodo lo anterior a las dependencias de la Guardia Civil y ya ahí pasaron a mi peludín por el escáner (lo sacan de su caja, lo pasan por el scanner y lo vuelven a meter) Es importante que aquí ya está "medio dormido" con algún tranquilizante, porque se estresan mucho los pobres y la Guardia Civil no toca el perro, así que tienes que asegurarte que se vaya a comportar bien.
De ahí, directo al avión. Yo creo que yo venía más nerviosa que él...
Llegando a México, me lo sacaron por la zona de las maletas, lo traía un chico con una carretilla. Y ahí mismo, antes de la salida por aduana, está la inspección animal. Que la verdad no inspeccionaron nada, mi pequeño estaba muy nervioso y ladraba como loco, así que sólo me pidieron los papeles y listo.
La verdad fue un viaje de locos, sobre todo porque hay que estar con muuuuucho tiempo de antelación para poder hacer en el aeropuerto todo lo que os comenté.
Lo bueno es que ya hace 6 años que Roko está aquí en México y aunque le costó un tiempo acostumbrarse al clima y a la fauna de aquí, hoy es perro muy feliz, sobre todo porque está con sus "papas" humanos. :-)