La reputación de Italia de burocracia, papeleo, corrupción y problemas estructurales históricamente ha colocado a Italia de manera desfavorable ante posibles inversores extranjeros y expatriados que buscan establecer un negocio allí. Sin embargo, desde las reformas enfocadas de Matteo Renzi en 2014, comenzar un negocio en Italia nunca ha sido tan atractivo, particularmente en industrias como la manufactura, sectores mecánicos y de la construcción, productos químicos y la industria del transporte.