Ser un estudiante internacional es más que una aventura; es una oportunidad para aprender, crecer y perderse en el encanto de las culturas extranjeras. Pero no te dejes engañar por las fotos de Instagram que solo muestran los momentos destacados. Detrás de cada instantánea hay un valiente estudiante enfrentando desafíos diarios reales. Aquí tienes una mirada a la vida de los estudiantes internacionales a través de varios testimonios.
Barrera del idioma y obstáculos administrativos
Una de las primeras dificultades que enfrentan los estudiantes cuando llegan a un país extranjero es la barrera del idioma. Comunicarse con los locales, seguir las clases o incluso hacer compras puede ser un verdadero desafío si no hablas el idioma local. Sin embargo, este obstáculo también puede ser una oportunidad para aprender un nuevo idioma y enriquecerse culturalmente.
Curiosamente (o quizás no), las formalidades administrativas en el extranjero a menudo están entrelazadas con problemas de idioma. Entre visados, permisos de residencia, numerosos formularios que llenar, documentos de ingreso a la universidad o el registro en los servicios de salud locales, los estudiantes literalmente navegan por el laberinto de la burocracia extranjera.
Camille comparte su experiencia: "El primer desafío es la parte administrativa. No siempre es muy claro, y no todo necesariamente está en inglés. El sistema universitario no funciona de la misma manera a la que estamos acostumbrados. Por ejemplo, en algunos países se requieren ciertos documentos que no estamos acostumbrados a tener, o documentos originales que no pensamos traer con nosotros. En mi caso, para obtener el número de seguridad social italiano, no estaba claro en absoluto lo que se debía hacer, y tuve que resolver muchas cosas por mi cuenta para conseguirlo". Respecto a la barrera del idioma, Camille añade que cuando llegó, nadie hablaba inglés en la oficina de recepción de estudiantes extranjeros. "No hablaba el idioma local, así que fue realmente difícil. Afortunadamente, nos ayudamos mucho entre nosotros".
Federico, otro estudiante internacional, añade: "También tuvimos muchas dificultades administrativas en Francia. Para obtener mi carte vitale, no había opción para marcar 'extranjero' en el lugar de nacimiento en el formulario de solicitud, lo que bloqueó completamente el proceso. Así que tuve que ir en persona, pero en ese momento no hablaba el idioma, y nadie hablaba el mío o inglés, lo que complicó aún más las cosas".
Para Sarah, la barrera del idioma se trataba más de los acentos y estilos de escritura: "En mi país, aprendí inglés de una cierta manera. Lo escuchaba de una cierta manera y nunca había experimentado otros acentos ni escuchado a un extranjero hablar inglés con su acento local. Así que, cuando escuché inglés con acento italiano por primera vez, realmente me pregunté si era inglés. La escritura también fue un gran problema para mí: vengo de un país donde hablamos y escribimos en persa, con un alfabeto y escritura completamente diferentes. Aunque aprendí el estilo occidental, ver letras escritas de manera diferente a lo que me enseñaron en la escuela fue muy desestabilizador. Y luego, en la oficina de recepción de la universidad, nadie hablaba inglés, y yo no sabía ni una palabra de italiano. Fue realmente complicado, ¡aunque La Sapienza en Roma se supone que es una universidad internacional! ¿Puedes creerlo?"
Diferentes sistemas educativos: Aprender nuevas formas
Cada país tiene su propio sistema educativo, con métodos de enseñanza, evaluaciones y expectativas específicas. Adaptarse a un nuevo sistema puede ser confuso al principio, pero también es una oportunidad para adquirir nuevas habilidades y descubrir diferentes enfoques educativos.
Camille comparte: "En clase, el sistema escolar es bastante diferente. Por ejemplo, en Italia, hay menos horas de clase pero más tarea, ¡así que necesitas aprender a ser autónomo rápidamente! Los profesores universitarios a menudo llegaban tarde, y esto parecía normal para todos, pero al principio fue bastante confuso para mí. Los proyectos en grupo se realizan de manera diferente, y el calendario académico no es el mismo. Aprendes a adaptarte y entender estas diferencias con el tiempo".
Sarah explica que mantener su beca fue un desafío significativo: "Es un verdadero desafío para alguien de un país no perteneciente a la UE. Así es como funciona: obtienes 5000 euros al año para tus estudios, pero para obtenerla y renovarla, necesitas pasar ciertos exámenes y asistir a clases específicas. En mi primer año, hice todo para obtener las mejores calificaciones para asegurarme de que la tendría para el año siguiente. Estudiar para estos exámenes específicos lleva mucho tiempo y es muy estresante porque no solo necesitas buenas calificaciones, sino que tu situación financiera también está en juego".
Integrarse con los estudiantes locales puede ser un desafío
Tanto Camille como Federico están de acuerdo en que integrarse con los estudiantes locales no es fácil. Los estudiantes internacionales tienden a quedarse juntos. Camille dice: "Creo que depende de adónde vayas; puede que te resulte más fácil o más difícil integrarte con los locales. En mi caso, no formé muchas conexiones fuertes con los estudiantes locales porque ya tenían sus grupos establecidos. Fue difícil integrarse en sus círculos. Principalmente nos quedábamos entre los estudiantes de Erasmus, aunque hice algunos amigos locales fuera de la universidad".
Federico también encontró difícil integrarse con los estudiantes franceses: "Tendían a quedarse juntos y no necesariamente querían formar lazos con otros estudiantes internacionales".
A pesar de estos desafíos diarios, Camille, Federico y Sarah afirman sin dudar que esta experiencia ha sido una de las más enriquecedoras de sus vidas y no la cambiarían por nada. Estudiar en el extranjero ofrece una gran cantidad de experiencias, y la oportunidad de sumergirse en una nueva cultura mientras se aprende es lo que sigue atrayendo a más jóvenes a dar el salto a pesar de los obstáculos.