La importancia de las pruebas de idiomas en las solicitudes de visado y residencia
Las pruebas de idiomas suelen quedar eclipsadas por los visados de entrada y los permisos de trabajo. Sin embargo, cuando se exigen, estas pruebas se convierten en un obstáculo adicional para las personas que se trasladan al extranjero. De su resultado en la prueba de idiomas puede depender que se le conceda un visado de estudiante, de trabajo, de investigación o de residencia, entre otros.
Pero, ¿por qué son necesarias las pruebas de idiomas? Las instituciones argumentan que los expatriados deben entender la lengua del país para asistir a clase, trabajar y vivir allí. Sin embargo, estas pruebas las pagan los solicitantes, y el coste varía, oscilando entre unas decenas y varios cientos de dólares. Por ejemplo, el TOPIK (examen de coreano) cuesta entre 40 y 50 dólares. El precio del Test de connaissance du français (TCF), necesario para obtener el permiso de residencia en Francia, oscila entre 110 y 165 USD. El JLPT (examen de lengua japonesa), indispensable para trabajar en Japón (los expatriados necesitan al menos el nivel N2), cuesta una media de 100 USD. Sin embargo, los costes pueden variar en función del nivel del examen y del país en el que se realice.
Otra cuestión es la naturaleza de la prueba. Algunos aspirantes consideran inadecuadas las preguntas de opción múltiple (QCM). Este formato se utiliza precisamente en pruebas como TOPIK o JLPT, que carecen de componente oral y se basan únicamente en preguntas de opción múltiple. Por desgracia, no es infrecuente que candidatos que destacan en competencia oral suspendan estos exámenes basados en QCM. Además, algunos candidatos critican los cortos periodos de validez de estas pruebas.
Los expatriados creen que las limitaciones de las pruebas de idiomas pueden tener graves consecuencias: solicitudes de visado anuladas por retrasos en la entrega de los resultados de las pruebas o peticiones de repetición de las pruebas por haber caducado mientras se tramitaba el visado.
¿Están siempre justificadas las pruebas de idiomas?
Tomemos el ejemplo de Australia. Vivir en Australia puede ser caro, y no sólo por las tasas académicas. Para solicitar un visado, hay que aprobar uno de los cinco exámenes de inglés que se ofrecen. Tras finalizar sus estudios, los estudiantes internacionales pueden tener que volver a examinarse de inglés para acceder a campos profesionales específicos o proseguir sus estudios superiores para obtener un máster o un doctorado, por ejemplo. Los graduados en enfermería deben aprobar un nuevo examen de inglés para inscribirse en la Agencia Australiana de Regulación de la Práctica Sanitaria (Australian Health Practitioner Regulation Agency).
El International English Language Testing System (IELTS) es el examen más utilizado por los estudiantes internacionales, reconocido por 11.000 organizaciones de todo el mundo. Es propiedad del British Council, Cambridge University Press and Assessment e IDP Education, una empresa australiana. Aunque se trata de un examen reputado, tiene un coste de 400 USD y un periodo de validez limitado, a veces de tan sólo dos años.
¿De quién es la culpa? En su investigación sobre la educación internacional, el gobierno australiano reconoció la responsabilidad de las universidades en la supervisión de los agentes del IDP. Por otra parte, el IDP presta apoyo en las solicitudes de visado y admisión, así como en la selección de cursos. Sin embargo, los críticos han expresado su preocupación por el hecho de que algunos altos funcionarios de IDP estén asociados a universidades de prestigio y ocupen cargos como el de vicerrector. Esta situación ha dado lugar a acusaciones de posibles conflictos de intereses. En respuesta, el gobierno australiano propuso un mayor control de la responsabilidad de las universidades en la supervisión de los agentes del PDI.
¿Hay demasiados exámenes de idiomas?
Un problema similar se plantea con el examen IELT, gestionado por una empresa en nombre de las universidades. Estas universidades son también accionistas de la misma empresa, que obtiene millonarios beneficios con los exámenes de inglés. Esto crea un aparente conflicto de intereses para los estudiantes internacionales. Algunos afirman haber pagado más de 1.500 dólares por cuatro exámenes, cada uno de los cuales dura apenas tres horas. Los críticos incluso tachan esta situación de xenófoba, sugiriendo que estas pruebas repetitivas implican que los extranjeros aún no hablan inglés lo suficientemente bien, a pesar de demostrar su dominio del idioma mediante títulos y experiencia laboral. El gobierno justifica las pruebas como necesarias para gestionar los "riesgos de inmigración", garantizando que los expatriados puedan participar plenamente en la sociedad australiana.
Sin embargo, este argumento gubernamental no convence a los afectados. Creen que la obtención de un título debería ser prueba suficiente de su dominio del inglés y de su integración en la sociedad, a menos que se considere que los títulos de los expatriados tienen menos valor que los de los nacionales. En cuanto al proveedor del examen de inglés (IELTS), su sitio web recomienda una validez de dos años para los resultados del examen, al tiempo que permite a las instituciones elegir una duración adecuada. Además, IELTS ha suscitado polémica al sugerir que se basan en el "bien conocido concepto de desgaste en una segunda lengua". Por otro lado, IDP Education no ha respondido a las preguntas sobre conflictos de intereses o periodos de validez de los resultados de los exámenes.