Vivir en Eslovaquia como residente extranjero

Eslovaquia tuvo una lucha lenta después de ganar la independencia, con desafíos políticos y económicos a superar. En los últimos años ha florecido y ahora disfruta de una economía relativamente estable. Hay una disparidad significativa de la riqueza, con la pobreza que afecta principalmente a la gran población romaní.

Eslovaquia es un país predominantemente católico y, como tal, hay muchas celebraciones religiosas durante todo el año. El folclore es una tradición venerada, como se refleja en los festivales coloridos que se encuentran en pueblos y ciudades.

Con más de 1000 spas, bañarse en agua de manantial natural en la ladera de la montaña es una actividad de ocio común. Los eslovacos también están muy orgullosos de sus raíces musicales y hay muchos grandes teatros en los que disfrutar de un espectáculo musical.

Bratislava es la capital y en los últimos años se ha convertido en un popular destino turístico. Con su magnífico castillo, calles adoquinadas y lugares de interés histórico, no es difícil ver por qué. Para aquellos con un gusto más moderno, la ciudad ofrece festivales de música, deportes acuáticos y galerías de arte, entre muchas otras actividades culturales.

En cuanto a las posibilidades de empleo, la adhesión de Eslovaquia tanto a la UE como a la Eurozona ha llevado a un aumento de la inversión extranjera y, por tanto, a un futuro mercado de trabajo. La industria de servicios es la principal industria para el empleo, con la manufactura como un segundo cercano. Eslovaquia es conocida por su mercado de fabricación de automóviles, con algunos de los nombres más grandes abriendo constantemente nuevas fábricas.