Superar la nostalgia a tu hogar cuando estás en Israel

Hola a todas y todos,

Vivir en Israel es una gran experiencia… que se puede acompañar de momentos de nostalgia al estar lejos de casa, familia y amigos.

¿Cuáles son tus consejos para luchar contra este sentimiento?

¿Qué haces para superar la añoranza? 

¿Existen lugares en Israel que suenan a tu país de origen?

Comparte tu experiencia.

Gracias de antemano,

Julien

Tratar de relacionarse y crear una red de contacto de gente locales y amigos que sean del pais porque vivir constantemente juntandose entre latinos comiendo comida latina , y al final uno termina viviendo en un gueto y nunca se adapta ni se siente parte del lugar

Estoy bastante de acuerdo con Marcelo: no a los guetos. Provocan no integración, además de un efecto "burbuja" y una desconexión de la realidad del país que a uno lo acoge en ese momento.

Yo siento una tremenda añoranza de mi ciudad cuando estoy lejos de ella. Es más, de mi pueblo, ni siquiera de Barcelona o de España. Lo escalo hasta lo más pequeño.

Pero me la permito un rato y luego me la sacudo. No es una mala emoción, pero si permites que te absorba cualquier otra que puedas sentir por estar en un nuevo sitio, malo...te vas a perder mucho...

Sin duda, para mí la respuesta está en el equilibrio. Bueno, como en otros ámbitos de la vida. Yo en Chile intenté relacionarme tanto con españoles como con chilenos. En realidad, busco sociabilizar, no importa con quien. Entre mis relaciones allá también había venezolanos, brasileños, colombianos, argentinos...

El precio que todos los expats pagamos por estar lejos es dejar de ver crecer a un sobrino, de ver envejecer a tus padres, de tener una charla banal en el desayuno con un amigo, y hasta de discutir con un cuñado. Pero vivir en un mundo conectado virtualmente, nos puede paliar en algo. Seguir manteniendo el contacto y no espaciarlo cada vez más, para mí es fundamental. No hay que hablar de nada en especial, sólo hay que hablar, como si siguiéramos compartiendo cotidianidad.

Así que para que no duela la añoranza, hay que cultivar relaciones: las que dejas en tu país, y las nuevas que creas en el que resides. Con nacionales o con otros expats, porque en el fondo, cualquier persona empática va a entender tus emociones, aunque no las haya vivido...