Cuéntanos de dónde eres y cómo aterrizaste en Holanda
Soy de Temperley, un distrito del Gran Buenos Aires, Argentina y hace tres años vivo en Ámsterdam, Países Bajos. ¡Lo mío con este lugar fue amor a primera vista!
Vine aquí de casualidad, en una escala de un viaje en el que recorrí todo el Reino Unido al estilo turista. Antes de venir, sabía muy poco del país en cuestión pero cuando salí del aeropuerto me enamoraron la tranquilidad y amabilidad de los locales, la tolerancia de la que se jacta Ámsterdam, el sonido gutural del idioma, el romanticismo de los puentes y canales…
Cuando terminaron esas vacaciones y volví a mi entonces casa, me puse a investigar más y decidí que a fin de año quería mudarme al que para mí era el lugar más bonito de todos. Pasaron ya tres años y todavía me conmueve la belleza que, para mí, es muy exótica.
¿Cuáles fueron tus principales retos o problemas al instalarte?
Mi mudanza de país fue caprichosa, si se quiere. Se me ocurrió que me quería mudar de país y me mudé. Sola. Creo que ni el sistema ni las personas están acostumbradas a eso.
A nivel administrativo es bastante difícil instalarte en un lugar en el que no conocés a nadie y no tenés ni un contrato de trabajo, ni una casa de estudios, ni algún amigo o conocido. Para empezar a trabajar te piden un BSN (empadronamiento), pero para tener un BSN necesitás un domicilio fijo, y la renta se paga con cuentas bancarias holandesas, y yo no podía abrir una cuenta bancaria sin un contrato de trabajo… ¡y al principio así era todo!
A nivel social, nunca tuve problemas para entablar relaciones, porque la ciudad es muy pluricultural y me encanta tener amigos de diferentes partes del mundo.
Eres profesora de idiomas (inglés y español) y traductora. ¿Te ha resultado difícil abrirte camino profesionalmente en Holanda?
Apenas llegué tenía ganas de experimentar cosas nuevas y conocer el mundo. Entonces busqué trabajo en áreas que no tuvieran nada que ver con la educación o los idiomas. Enseguida empecé a trabajar en turismo… ¡para mi sorpresa, descubrí que hacer visitas guiadas tiene muchísimos puntos de conexión con dar clases de idioma! En verdad, fue una sorpresa más que agradable, porque ambas cosas me gustan mucho.
En el 2020, en medio de la pandemia, volví a buscar trabajo como profesora de idiomas en Ámsterdam. Al principio fue difícil, porque los sistemas argentinos y neerlandeses son muy diferentes y había muchas cosas que aprender. Todavía me estoy acomodando, pero sé que con confianza y optimismo todo es posible.
¿Trabajas para una compañía?
No, de momento trabajo como autónoma. Doy clases en diferentes empresas e instituciones, pero siempre de manera independiente.
Tienes tu propia empresa/proyecto profesional. ¿Qué misión llevas a cabo? Cuéntanos un poco más.
Sí, mi proyecto se llama Understanding Languages (Comprender Idiomas). Trabajo con un equipo de profesores en diferentes partes del mundo, y damos clases de inglés y de español, con cursos específicos para las necesidades de las personas que migran. La idea es ofrecer excelente calidad a un precio accesible, porque muchas veces los alumnos migran por necesidad, entonces aprender un idioma es algo esencial para ellos, no un lujo. Yo me tomo este trabajo con mucha responsabilidad a nivel social, y además de las clases en sí, también hago videoclases, tengo una plataforma educativa gratis y todos los meses organizo intercambios de idioma sin cargo.
Desde tu perspectiva como profesora de lenguas y expatriada, ¿qué impacto tiene una deficiencia en el conocimiento de inglés (u la lengua propia del país) a la hora hacer una vida en el extanjero?
Lamentablemente, tiene un impacto muy grande.
Un idioma es la puerta de acceso a una cultura. Si una persona tiene que migrar, sea por el motivo que fuere, y no es capaz de comunicarse en la lengua mayoritaria del lugar, su calidad de vida se ve afectada. Desde conseguir un trabajo hasta conocer gente: todo es limitado.
Crees que es una cuestión que se deja un poco para el final.
Es que emprender una mudanza internacional es un asunto titánico: hay mil cosas que tener en cuenta, y a eso también hay que agregarle cientos de detalles. Entonces es normal que muchas veces se deje para el final… ¡aunque debería ser una de las cuestiones más importantes!
El inglés no es el idioma oficial de Holanda, ¿vale la pena aprender inglés o es mejor el holandés?
Yo siempre recomiendo que en las grandes ciudades o centros industriales aprendan primero bien inglés y después neerlandés. No al revés.
Esto es por dos motivos: 1) todos los holandeses hablan inglés, pero solo una minoría de expatriados habla neerlandés; aunque casi todos los expatriados sí hablan inglés, y 2) el inglés también sirve para vivir en muchos otros países, mientras que el neerlandés es para un territorio mucho más acotado.
Con un buen nivel de inglés es posible vivir en Holanda, ya que todos las personas de atención al cliente y oficinas hablan inglés perfecto. Si alguien desea vivir aquí a largo plazo claro que va a tener que aprender neerlandés, pero en ciudades y centros industriales siempre predomina el inglés.
Concretamente en Holanda ¿cómo puede limitarte el hecho de no tener un buen nivel de inglés?
No hablar inglés en Holanda es como no hablar castellano en España o Latinoamérica. La cantidad de trabajos a la que uno puede aspirar disminuye dramáticamente, la vida social se ve reducida… algo tan simple como ir a tomar un café o una cerveza puede convertirse en una situación de estrés. ¡Ni hablar tener que ir a hacer trámites y no poder comunicarte!
Incluso si alguien consigue un trabajo en el que no tiene que hablar, es muy probable que las personas se aprovechen de quien no puede comunicarse. Imaginate ser víctima de un crimen y tener que comunicarte con la policía. Realmente es un riesgo.
¿Qué consejos darías para evitar un fracaso en cualquier proyecto de expatriación?
Regla de oro: informarse todo lo posible, pero de fuentes confiables. Internet puede ser un amigo y un enemigo a la vez. Hay que tener mucho cuidado con la fuente de la que uno lee: intentar ir siempre a lo oficial o páginas serias como expat.com, y de pronto no fiarse tanto de perfiles sospechosos de Facebook.
Además, yo creo que es útil ver la experiencia de vivir en otro país como un proyecto de crecimiento personal. Como dirían los adolescentes, crecer no es fácil y muchas veces hasta duele. Van a haber días hermosos y soleados en los que todo es maravilloso, pero va a haber también días de desmotivación total. Creo que es importante disfrutar los días buenos, y utilizar los días malos para aprender: lecciones de vida, idiomas, nuevas habilidades. Es todo un proceso y hay que ir paso a paso. Lo importante es no desmotivarse y seguir siempre para adelante con una sonrisa.
Más a nivel personal, vives en Amsterdam, ¿Por qué la elección? ¿Qué es lo que más te gusta y disfrutas de la ciudad?
Cada vez que paseo por el centro me dan unas ganas incontrolables de contemplar todo y sacar fotos. Es que al día de hoy todo me sigue pareciendo muy bonito y llamativo.
Otra cosa que me gusta mucho es la tranquilidad con la que se hacen las cosas. Vengo de Buenos Aires, que es una ciudad en la que todo va muy rápido y tiene que estar listo para ayer, y quizás no importa mucho hacerlo bien, sino hacerlo pronto. Acá, al menos a mí, me da la sensación de que es todo mucho más tranquilo: las personas se concentran, hacen una cosa a la vez y bien. Creo que eso se nota en el día a día: en el tránsito de los autos, en la atención al cliente, en la organización.
Nos gustaría que compartieras algo de la cultura holandesa, cine, música, pintura, gastronomía, …
De Ámsterdam me gustan mucho los parques: en cada barrio hay un espacio verde.
Además, me encanta moverme para todos lados en bicicleta. ¡Es muy práctico… cuando no llueve!
Si bien es cierto que llueve siempre, creo que la lluvia también me hizo apreciar mucho más los días soleados. Si llueve es mejor quedarme en casa estudiando, leyendo o mirando una peli, pero si sale el sol casi que es un deber salir a disfrutar al parque. En general, en invierno no hace demasiado frío, pero hay muy pocas horas de luz, y después de algunas semanas eso puede ser cansador… pero es cuestión de acostumbrarse y saber que todo es un ciclo y que siempre llegará la primera.
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