
Al mudarse al extranjero con niños, a menudo pasamos por alto los efectos psicológicos de una transición tan significativa. Sin embargo, los niños también se ven igualmente afectados por este cambio. ¿Cuáles son las consideraciones clave para preparar a tus hijos para una nueva vida en un nuevo país? ¿Cuáles son tus opciones en caso de enfrentar grandes desafíos?
Los niños también experimentan la melancolía del expatriado
El término "melancolía del expatriado" es bien conocido entre los psicólogos y se refiere a las emociones complejas asociadas con mudarse a otro país, como la ansiedad, la fatiga, la tristeza y la soledad. Los expatriados también pueden experimentar síntomas físicos como dolores de estómago, dolores de cabeza, dolor en las articulaciones y erupciones cutáneas provocadas por el estrés. Se suele pensar que estos desafíos afectan solo a los adultos, pero los niños también son susceptibles. Los psicólogos reconocen esto como el "síndrome del niño expatriado".
El síndrome del niño expatriado implica estrés emocional derivado de la mudanza al extranjero, manifestándose en tristeza, agotamiento, soledad y nostalgia, síntomas similares a los que experimentan los adultos. Los niños pequeños pueden tener dificultades para expresar su malestar, mostrando cambios de comportamiento repentinos. Los preadolescentes y adolescentes, que aún están en etapas de desarrollo, pueden ser especialmente sensibles a la expatriación, percibiéndola como una interrupción desestabilizadora.
Estrategias de apoyo para los padres expatriados
Para ayudar a los niños y adolescentes a superar el estrés de la expatriación, es fundamental fomentar un diálogo abierto durante los preparativos del viaje. Involucrar al niño en el proceso de acuerdo con su edad puede facilitar la adaptación. En el caso de los adolescentes, es importante discutir seriamente la perspectiva de la mudanza. Si están completamente en contra, podría considerarse la posibilidad de que permanezcan con familiares. Además, es recomendable planificar su integración en el nuevo país, como establecer conexiones con familias locales. Lo ideal sería que los niños llegaran unas semanas antes del inicio del curso escolar en el país de acogida para facilitar su adaptación.
La sorprendente capacidad de adaptación de los niños
Un padre que se mudó a Japón comparte su experiencia:
"¡Nunca había visto a los niños tan motivados! Empezaron a aprender kanji varios meses antes de nuestra partida. Mi hijo mayor, que era adolescente en ese momento, ya tenía un conocimiento básico del idioma cuando llegamos a Fukuoka. Los más pequeños, que aún estaban en la escuela primaria, aprendieron japonés rápidamente. Fue asombroso. Seis meses después de nuestra llegada, todos dominaban lo básico... Mientras tanto, yo seguía luchando con los kanji más simples... Me preocupaba que la transición fuera demasiado difícil para ellos. En cambio, resultó que yo era el que tenía más dificultades."
Esta observación es común entre los expatriados: la capacidad de adaptación de los niños puede ser sorprendente. Muchos muestran gran entusiasmo por mudarse al extranjero, interesándose en el nuevo idioma, la cultura, los deportes y las actividades mucho antes de partir. Una madre que se mudó a España con sus hijos comentó:
"Estaba indecisa entre inscribirlos en una escuela internacional o en una local. Finalmente, elegí la escuela primaria del barrio. En cuatro meses, hablaban español... No solo hablaban, sino que imitaban el comportamiento de sus compañeros. Me quedé asombrada. Ahora cambian sin esfuerzo entre el español y el francés, e incluso se defienden con el inglés."
Consejos para los padres expatriados
Encontrar el equilibrio adecuado puede ser un desafío. A veces, los padres sobreprotegen a sus hijos, creyendo que así los preparan mejor para la vida en el extranjero, lo que puede transmitir un estrés innecesario. Por otro lado, dejarlos completamente por su cuenta, asumiendo que se adaptarán solo porque son jóvenes, tampoco es ideal. La mejor estrategia es adaptar el apoyo a la personalidad de cada niño.
Si el niño muestra un interés natural por el país de acogida, es importante alentar y elogiar su curiosidad, dejándolo compartir sus descubrimientos. Si parece inseguro, fomentar el diálogo abierto y brindarle apoyo puede ser clave. Es fundamental recordar que la decisión de mudarse es de los padres, no de los niños, y reconocer sus sentimientos desempeña un papel crucial en su adaptación.
Cómo el sistema educativo en el extranjero impacta a los niños
La escuela es el primer gran entorno de socialización fuera del núcleo familiar, donde los niños aprenden a convertirse en ciudadanos. Esto resalta la importancia del sistema educativo en su desarrollo. Sin embargo, la educación también está profundamente influenciada por la historia y la cultura, algo a lo que los niños son especialmente receptivos.
A nivel académico, es posible que el rendimiento escolar de un niño fluctúe después de mudarse al extranjero. Normalmente, esto es temporal hasta que se adapte. Sin embargo, si el problema persiste, es importante analizar sus causas: ¿se deben a los métodos de enseñanza, dificultades de aprendizaje, el nivel académico o la dinámica en clase? Hablar con el niño y reunirse con sus profesores puede ayudar a identificar y abordar estos problemas.
El sistema educativo también influye en la socialización, la visión del mundo y las aspiraciones futuras del niño. Para los padres, ver a sus hijos adoptar nuevas formas de pensar puede ser desconcertante, ya que descubren a un "nuevo niño". Es importante apoyar estos cambios mientras se mantiene una vigilancia atenta ante cualquier comportamiento preocupante.
Cómo afrontar los conflictos familiares en el extranjero
Los conflictos no son previstos ni deseados, pero pueden derivar en separaciones. Cuando no hay hijos de por medio, cada persona puede decidir regresar a su país de origen. Sin embargo, cuando hay niños involucrados, su lugar de residencia principal debe considerarse cuidadosamente.
No siempre podrás regresar con tus hijos en caso de separación
El divorcio en el extranjero implica someterse a la jurisdicción legal del país de acogida. Sin el acuerdo del otro progenitor, regresar a tu país con los hijos podría considerarse legalmente como secuestro infantil. En casos de violencia doméstica o maltrato, no se debe abandonar el país precipitadamente, sino buscar ayuda en centros de asistencia locales. También es recomendable contactar asociaciones locales y la embajada para obtener apoyo.
El derecho internacional establece que la reubicación de un niño requiere el consentimiento de ambos padres. Si no hay acuerdo, se debe recurrir a la justicia del país de residencia, lo que plantea interrogantes sobre la equidad del sistema judicial local, la protección infantil y el reconocimiento de la patria potestad compartida. Para proteger tus derechos, es recomendable consultar asociaciones de apoyo a extranjeros, un abogado especializado en derecho internacional y otro familiarizado con las leyes del país de expatriación.
Garantizar el reconocimiento de tu autoridad parental en el extranjero
Antes de mudarte, verifica si tu estado civil es reconocido en el país de acogida. El matrimonio civil suele ser reconocido universalmente, pero otras formas de unión, como el pacto civil de solidaridad (PACS en Francia), la convivencia, los matrimonios religiosos y las uniones entre personas del mismo sexo, pueden no ser aceptadas en ciertos países. Si tu unión no es reconocida, podrías correr el riesgo de perder derechos parentales. Asegúrate de que tu estado civil y autoridad parental sean válidos en el país de destino antes de la mudanza.
Lydia comparte su experiencia difícil:
"Mi esposo recibió una oferta de trabajo en Canadá y yo renuncié al mío para seguirlo con nuestra hija y nuestro hijo menor, que estaba en preescolar. La mayor se adaptó bien, pero el pequeño tuvo dificultades. Después de tres años, conseguí un trabajo en Francia [...] Mi esposo debía unirse a nosotros al final de su contrato. Sin embargo, en el último momento, decidió quedarse. Dije: 'Está bien, me llevo a los niños y nos vamos.' Fue entonces cuando descubrí que no tenía derecho legal a hacerlo. [...] Ahora tengo que pasar por el sistema judicial. Perdí la oportunidad de trabajo. ¿Quién esperará a alguien atrapado al otro lado del mundo?"
Más consejos para mudarse al extranjero con niños
Antes de expatriarte, discute con tu pareja los pros y contras de vivir en el extranjero. Evalúa quién impulsa la mudanza, si los niños son lo suficientemente mayores para opinar y si todos están de acuerdo con el destino elegido. Prepárate para posibles desafíos como la separación, la nostalgia, dificultades en el nuevo país y problemas escolares. Documenta los acuerdos y haz que sean verificados legalmente por un abogado.
Consultar a un experto en expatriación puede ayudarte a prepararte mejor. Mantén una comunicación abierta y fomenta un ambiente estable y tranquilo para que tus hijos afronten mejor los cambios.
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