Quién no sabe mi historia, hace más de 22 años que vivo en la ciudad de Beer Sheva, en el sur de Israel.
A los pocos meses de haber llegado los gazatíes comenzaron a lanzar los primeros Qassam (cohetes precarios hechos con caños) hacia las poblaciones cercanas a la Franja de Gaza. Sino recuerdo mal, en mi ciudad (que se ancuentra a unos 35 km de distancia) los primeros cohetes cayeron en el 2003.
El sábado pasado 7 de octubre a las 6:30 hora local, se escuchó nuevamente la alarma antiaérea que nos avisa que debemos refugiarnos de los ataques palestinos.
A las 7:00 aparecieron las primeras informaciones que nos mostraron que no sólo era el lanzamiento de cohetes lo que estaba ocurriendo ...
A las 6 de la mañana más de mil terroristas de Hamas - ISIS - Daesh, habían derribado el alambrado fronterizo que separa Israel de la Franja y habían comenzado la masacre y el secuestro de inocentes desarmados.
Se sabe hasta el momento que 1300 israelíes han sido asesinados, entre ellos bebés, niños, mujeres y ancianos, muchos fueron degollados (incluyendo niños pequeños y bebés), muchos otros fueron quemados dentro de sus casas, sin ningún tipo de misericordia. Familias enteras han desaparecido.
El pueblo de Israel se encuentra desolado ante la terrible situación pero también nos da fuerzas para luchar más que nunca, no sólo por el bien de nosotros y nuestras familias sino por el bienestar de la civilización.
