Escribir sobre viajes no es sólo viajar a destinos exóticos alrededor del mundo, alojarse gratis en hoteles de lujo y saborear deliciosos cócteles en una hamaca con un portátil en una playa virgen. Jerry Nelson, un americano expatriado en Buenos Aires y apasionado escritor, desvela el mito de la escritura de viajes.
Las pupilas de Tom Johnson se dilataron, y su corazón se aceleró. Abrió su correo electrónico, frente a sus ojos, una nueva oportunidad. "Gane miles de dólares y viaje gratis como escritor de viajes", decía el asunto de mail. Tom se encontró en la poco envidiable posición de tener que recortar muchos gastos. Durante los últimos tres años, había vivido un estilo de vida de primer mundo en una nación desarrollada. Como expatriado americano en España, Tom lo tenía todo. Entonces todo cambió.
En los primeros meses de 2020, con la pandemía en plena expansión, la compañía de Tom comenzó a despedir empleados. Aunque al principio su puesto de trabajador a distancia parecía estable, al poco se vio obligado a apretarse el cinturón y finalmente la reducción de personal le alcanzó en Málaga.Tras varios meses de recortar gastos, llegó el correo electrónico, y Tom tomó la decisión de inscribirse en un curso de 19 dólares al mes para convertirse en escritor de viajes independiente.Pronto descubrió que las promesas eran solo eso y que la escritura de viajes no podría garantizar sus ingresos.
Lamentablemente, Tom no es la única víctima de este tipo de promesas. Lo que parece ser a primera vista una muy atractiva opción en el fondo no es más que un quimérico espejismo. Pero lo importante es aprender de este tipo de experiencias ajenas para no rendirse y saber discernir mejor entre las opciones que se nos presentan.
¿En qué consiste realmente ser un escritor de viajes?
Casi todo el mundo tiene una vaga idea sobre la vida de los escritores de viajes. En el imaginario popular los vemos en destinos románticos de Europa, o tal vez en islas exóticas de Asia. Alojándose gratis en lujosos resorts y villas, recibiendo masajes en los spas y disfrutando de la más fina gastronomía.
Otros pueden pensar que somos regularmente invitados en visitas guiadas privadas a las mejores atracciones turísticas por atentos representantes de relaciones públicas que cubren todos nuestros gastos. Otros creen que saltamos entre Tailandia, Estonia, Brasil o Argentina, pasando el rato en cafés de moda, rodeados de otros nómadas digitales, disfrutando de un capuccino mientras tecleamos, editando artículos que harán las delicias de nuestro ávido séquito de editores, fans y seguidores.
Y más tarde, al final de este día idílico, nos dejamos caer en una hamaca bajo las palmeras, con la mirada perdida en el mar mientras contemplamos la puesta de sol. Escribimos nuestras historias de viaje con un cóctel de frutas o una cerveza helada en la mano, con el portátil en nuestro regazo.
Bien, nunca he escrito una historia en una hamaca en la playa, pero si he disfrutado de algunas de las ventajas de mi nuevo trabajo como escritor. La verdad, la mayor parte de lo que representa escribir sobre viajes no se ve ni se conoce y te aseguro que es mucho menos idílico.
Escribir sobre viajes es un trabajo, como cualquier otro. No todo es cerveza y relax. Pasando horas de tediosas en línea oteando el mercado y buscando oportunidades. Escribimos y enviamjos cientos de cartas a editores, proponiendo ideas de contenidos para sus publicaciones. Trabajando mucho y duro para redacatar un buen artículo publicable y con la cabeza puesta en otras entregas.
Otras tarea es leer artículos publicados ya publicados sobre el tema de turno para ver qué puedo decir de nuevo y hacer de mi trabajo algo relevante. Encadenar vuelos y jetlags. Enviar correos de solicitud de asistencia de viaje a las organizaciones de marketing de destino, pidiendo alojamiento, comidas, entrada a las atracciones turísticas, guías o transporte, porque mis asignaciones no cubren en la mayoría de los casos estos gastos.
Muchas veces toca finjir en visitas organizadas, muchas de ellas irrelevantes para nuestro trabajo, pero en la que hay que mostrar un cierto entusiamo. Ya ves, no es todo glamur y esto de ser un escritor de viajes. Si te estás lanzado en este oficio, ya me contarás depués de un año.