El flujo de migrantes procedentes de América Latina que intentan entrar en Estados Unidos a través de la frontera mexicana parece haberse intensificado en las últimas semanas. La mayoría de las personas que intentan cruzar son expulsadas.
La odisea de miles de ciudadanos latinoamericanos que persiguen el sueño de una vida mejor se ve frenada a las puertas de lo que consideran su única opción para escapar de la pobreza. Tras atravesar toda América Central y México sus esperanzas se ven frustradas por las patrullas de los agentes fronterizos, que una vez completan el informe del intento de ingreso irregular y tras un periodo de retención, proceden a la expulsión.
Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos la cifra de detenidos en la frontera con México ascendió a 5.000 indocumentados en la jornada del 26 marzo. Las cifras de las últimas semanas no han hecho más que escalar y la tensión diplomática y migratoria se centra en el aumento de ciudadanos procedentes en su mayoría de Centro América concentrados en la frontera.
De los detenidos, un significativo porcentaje son menores. Según fuentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), un 10% de los intentos de los ingresos son niños sin acompañantes. Este fenómeno se ha convertido en uno de los principales caballos de batalla en materia de política migratoria de la nueva administración del presidente Biden.
De continuar con esta tendencia, el número de migrantes detenidos en marzo superará la cifra de detenidos el año pasado en mayo, alrededor de 130.000. Muchos acusan al presidente Biden de haber provocado un efecto llamada por su cambio en la política migratoria, pero lo cierto es que más allá de este factor subyace el problema de la pobreza y falta de oportunidades en los países de procedencia.
La nueva política estadounidense
Según palabras del propio presidente Biden "vienen porque es el momento en que pueden viajar con menor probabilidad de morir en el camino por el calor del desierto, número uno", y "número dos, vienen debido a las circunstancias en su país".
Las cifras oficiales del inicio de año son contundentes y muestran un aumento de cerca del 60% en el número de menores no acompañados encontrados en la frontera con respecto al mes de febrero del año pasado. Señalar que a día de hoy 17.000 menores se encuentran en centros de detención gubernamentales.
La nueva administración ha puesto el acento en dos ejes de acción para paliar este problema. Por un lado, la negociación con México para la acogida de las familias expulsadas, cuestion delicada, en la ya sensible relación entre los dos países en cuestiones migratorias. No hay que olvidar que es en México donde se concentra el flujo de desplazados y que en muchos casos se está tornando en drama social.
Por otro lado, el nuevo gobierno de los Estados Unidos está trabajando para aprobar un paquete de medidas encaminadas a ayudar a las economías del Triángulo Norte centroamericano (Guatemala, Honduras y El Salvador), de donde proviene la mayoría de los migrantes. Se ha previsto destinar hasta 4.000 millones de dólares para atajar los problemas de fondo que causan el éxodo masivo en estos tres países.