A medida que se acerca 2023, los planes de mudarse al extranjero resurgen poco a poco. Con el mundo atravesando tiempos turbulentos desde 2020, parece que todo juega en contra de las ideas de viaje. Pero, al mismo tiempo, otros indicadores sugieren que la temporada de grandes aventuras en el extranjero se está recuperando. Entonces, ¿qué sentido tiene irse al extranjero en 2023? He aquí algunas reflexiones y consejos prácticos.
Para contrarrestar el pesimismo económico
Desde la pandemia, las crisis sucesivas se han ido acumulando. Antes fue la crisis de la eurozona, seguida de la crisis de las hipotecas de alto riesgo y el estallido de burbujas inmobiliarias especulativas, entre otras. Un contexto económico tan duradero no parece propicio para la movilidad internacional, ya que la inflación está pasando factura a unos presupuestos ya mermados por las múltiples crisis. En la zona euro, la inflación alcanzó un máximo del 10%, mientras que en Estados Unidos se situó en el 7,7% y en Canadá en algo más del 6%. En algunos países, como Argentina o Turquía, la gente ha aprendido a vivir con la inflación. Argentina, donde la inflación se disparó a más del 88%, ha tenido una inflación de dos dígitos durante décadas. El gobierno ha probado algunas pequeñas medidas, como la congelación temporal de los precios de los productos de primera necesidad, pero el problema está aquí para quedarse. ¿Se puede pensar siquiera en la movilidad internacional en estas condiciones? Sí, dicen los expertos.
Paradójicamente, el ansia de libertad parece cobrar fuerza en tiempos de crisis. Los aspirantes a expatriados ahorran para preparar su viaje, teniendo en cuenta los parámetros inflacionistas (todo costará más). Se buscan soluciones de compromiso entre el coste de la inmigración y el sueño de vivir en el extranjero. Optar por un país vecino o económicamente estable antes que por un destino lejano se está convirtiendo en tendencia, pero en cualquier caso, marcharse parece ser la prioridad. Como un desaire a la pesadumbre reinante, las ganas de hacer planes de viaje son cada vez más acuciantes este año. Para muchos, marcharse es añadir nuevos colores a la vida, elegir los propios y no dejarse dictar por los demás. Dejar su país de origen es más bien fijar un nuevo rumbo para 2023 y ser el dueño de su propio destino. Semejante responsabilidad puede dar miedo, pero también puede animarle a trazar un nuevo camino vital.
Aprovechar nuevas oportunidades profesionales
Países como Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Suiza, Japón, Reino Unido y Estados Unidos, por ejemplo, están experimentando una alarmante escasez de mano de obra. Como consecuencia, el turismo, la sanidad, la hostelería, la construcción, la logística y el transporte se han convertido en sectores en tensión. Esto puede considerarse un regalo del cielo para todos los futuros expatriados, especialmente para aquellos con experiencia profesional en dichas industrias. Es una oportunidad para ellos de combinar oportunidades profesionales con un cambio de vida o el cumplimiento de un sueño de toda la vida. Uno puede querer escapar del desempleo masivo en su propio país, o ascender en la escala profesional, o construir una red, o incluso establecer un plan de carrera que le cambie la vida (montar un negocio en el extranjero, por ejemplo). Éstas son algunas de las razones que estimulan la inventiva y empujan a la gente a viajar.
Una cosa es segura. Incluso en tiempos de crisis, las empresas siguen contratando, como en el mundo de la tecnología, donde la contratación ha despegado a pesar de los planes de despido en todo el mundo de los últimos meses. Según los especialistas, esta supuesta crisis temporal no debe apagar las aspiraciones de los talentos internacionales. De hecho, siempre habrá una fuerte demanda de personas creativas que piensen y desarrollen las innovaciones del mañana. Los gobiernos siempre buscan personas con gran potencial para impulsar sus sectores de alta tecnología. Otros se enfrentan al doble reto de la escasez de mano de obra y el declive demográfico. Todas estas son oportunidades profesionales que hay que aprovechar. 2023 bien podría ser el año para dar un salto profesional al extranjero.
Adquirir competencias en un campo específico
Del mismo modo que un atleta va a entrenarse a un país famoso por su dominio de un deporte concreto, trasladarse al extranjero para adquirir conocimientos en un campo específico puede suponer un mayor avance social. Aunque la inversión pueda parecer considerable, aprender directamente de expertos en un país extranjero en realidad ahorra mucho tiempo y dinero. Uno adquiere inmediatamente el método y los gestos adecuados y pronto se vuelve plenamente operativo.
Estudiar en el extranjero
¿Por qué no aprovechar el visado de estudiante para estudiar en el extranjero? Más que una nueva experiencia en tu currículum, estudiar en el extranjero te permite descubrir otra forma de aprender y adquirir otras formas de conocimiento. Evolucionarás tanto en el plano académico como en el personal (autonomía, gestión del estrés, vida en comunidad, etc.). Este tipo de experiencia, propensa al éxito, podría incluso conducirte a la obtención de un visado de trabajo en un país extranjero.
Descubrir nuevos horizontes
En los últimos años, algunos países han firmado nuevos acuerdos binacionales que amplían el alcance de los visados Working Holiday (WHV). Francia y Ecuador, por ejemplo, han firmado un acuerdo, al igual que Australia y Brasil. El WHV, un visado ideal para descubrir un país, es una llamada a la aventura para descubrirse a uno mismo y a los demás. Y si piensa que viajar es sólo ser mochilero en el fin del mundo, tenga en cuenta que no se trata sólo de volar al otro lado del mundo. Puesto que trasladarse a otra región ya significa viajar, vivir en un país vecino también puede considerarse una aventura. Además, en un momento en que la conciencia ecológica gana cada vez más terreno, muchos expatriados se replantean su modo de vida. Algunos se limitan a viajar sólo a los países vecinos.
Descubrir nuevas culturas
Éste es, sin duda, el mayor beneficio de viajar al extranjero. Cuando uno se ve alejado de sus raíces, no tiene más remedio que recurrir a los demás. Encerrados en nuestra vida cotidiana, a veces olvidamos que los humanos somos seres sociales que necesitamos el contacto. Viajar al extranjero vuelve a poner el foco en lo esencial: lo más importante no es la persona que se va, sino la gente que uno conoce durante el viaje. Y es recurriendo a los demás como podemos aprender más sobre nosotros mismos. En última instancia, los primeros cambios afectan a los propios viajeros. Su nuevo entorno les transforma. Los lugareños, así como las nuevas culturas que descubren, alteran su percepción del mundo. Permitir esta transformación forma parte de la aventura.
Adquirir competencias en un campo específico
Del mismo modo que un atleta va a entrenarse a un país famoso por su dominio de un deporte concreto, trasladarse al extranjero para adquirir conocimientos en un campo específico puede suponer un mayor avance social. Aunque la inversión pueda parecer considerable, aprender directamente de expertos en un país extranjero en realidad ahorra mucho tiempo y dinero. Uno adquiere inmediatamente el método y los gestos adecuados y pronto se vuelve plenamente operativo.
Estudiar en el extranjero
¿Por qué no aprovechar el visado de estudiante para estudiar en el extranjero? Más que una nueva experiencia en tu currículum, estudiar en el extranjero te permite descubrir otra forma de aprender y adquirir otras formas de conocimiento. Evolucionarás tanto en el plano académico como en el personal (autonomía, gestión del estrés, vida en comunidad, etc.). Este tipo de experiencia, propensa al éxito, podría incluso conducirte a la obtención de un visado de trabajo en un país extranjero.
Descubrir nuevos horizontes
En los últimos años, algunos países han firmado nuevos acuerdos binacionales que amplían el alcance de los visados Working Holiday (WHV). Francia y Ecuador, por ejemplo, han firmado un acuerdo, al igual que Australia y Brasil. El WHV, un visado ideal para descubrir un país, es una llamada a la aventura para descubrirse a uno mismo y a los demás. Y si piensa que viajar es sólo ser mochilero en el fin del mundo, tenga en cuenta que no se trata sólo de volar al otro lado del mundo. Puesto que trasladarse a otra región ya significa viajar, vivir en un país vecino también puede considerarse una aventura. Además, en un momento en que la conciencia ecológica gana cada vez más terreno, muchos expatriados se replantean su modo de vida. Algunos se limitan a viajar sólo a los países vecinos.
Descubrir nuevas culturas
Éste es, sin duda, el mayor beneficio de viajar al extranjero. Cuando uno se ve alejado de sus raíces, no tiene más remedio que recurrir a los demás. Encerrados en nuestra vida cotidiana, a veces olvidamos que los humanos somos seres sociales que necesitamos el contacto. Viajar al extranjero vuelve a poner el foco en lo esencial: lo más importante no es la persona que se va, sino la gente que uno conoce durante el viaje. Y es recurriendo a los demás como podemos aprender más sobre nosotros mismos. En última instancia, los primeros cambios afectan a los propios viajeros. Su nuevo entorno les transforma. Los lugareños, así como las nuevas culturas que descubren, alteran su percepción del mundo. Permitir esta transformación forma parte de la aventura.
Aprender un idioma
Es tan obvio que tendemos a olvidarlo. Tantos idiomas se han perdido en los bancos de la escuela, entre atiborrarse de verbos irregulares y preguntas escritas. ¿Y si 2023 fuera el año de una aventura lingüística? No hay nada mejor que aprender un idioma en el extranjero, siempre y cuando se juegue al 100% matriculándose en una escuela de idiomas y se trabaje en serio, se interactúe con los lugareños y se viva como un local. Los resultados se notarán más rápidamente porque, por el simple hecho de estar en el extranjero, se aprende más rápido y se retiene mejor. Estos son los valores clave que explican el éxito de los viajes lingüísticos.
Disfrutar de un modo de vida diferente
La rutina de desplazarse, trabajar y dormir suele quedar en suspenso cuando uno planea irse a otro país en las mejores condiciones. A veces fantaseamos con la expatriación ideal, como si la vida se fuera a arreglar sola sin tener que trabajar, pero muy a menudo, nos encontraremos de nuevo en el metro (o en cualquier otro medio de transporte), trabajando y durmiendo (a menos que seamos teletrabajadores). Sin embargo, de alguna manera, el ritmo habrá cambiado, y también el entorno vital. Cada año, miles de personas deciden dar el salto porque simplemente quieren cambiar sus rutinas. En el extranjero, ¡nada es igual!
Experimentar un clima diferente
Disfrutar de unas cálidas Navidades o, por el contrario, desafiar las frías temperaturas invernales, también forma parte del paquete. El nuevo clima, o tiempo, también desempeña un papel fundamental en las ganas de viajar. Tanto si quieres ir a un país cálido, como si quieres quedarte junto al mar, en la montaña, en la tranquila vida del campo o en el bullicio de la ciudad, el nuevo clima tiene la palabra.
Salir de la zona de confort
Al dejarlo todo atrás, ganas autonomía y sales de tu zona de confort. Comienza con el proceso de planificación, con los diversos trámites que hay que realizar. Continúa en el país de acogida, entre el empadronamiento en el ayuntamiento, el alquiler de la vivienda, la apertura de la cuenta bancaria y la suscripción al servicio telefónico. De hecho, todos estos sencillos trámites con los que uno está familiarizado en su país de origen se convierten en miniaventuras en un país extranjero. Uno se siente orgulloso de haber descifrado un formulario, de haber conseguido orientarse, de haber entablado conversación con un lugareño. Viajar es humilde y te hace crecer.
Ahora que lo sabes, ¿estás preparado para la gran aventura de 2023?
