Lanzado en octubre de 2017, el movimiento #MeToo ha empoderado a las mujeres para alzar la voz. A nivel mundial, mujeres de todos los ámbitos, tanto figuras públicas como privadas, han dado un paso adelante para denunciar la violencia contra las mujeres. En el centro de estas discusiones se encuentra el concepto de consentimiento, que a primera vista parece sencillo: aceptar voluntariamente participar en una actividad. Sin embargo, su aplicación, especialmente en lo que respecta a las mujeres, a menudo es objeto de debate. Persisten malentendidos comunes, como interpretar un "no" como un "sí" o considerar un "sí" forzado como consentimiento. Esto plantea una pregunta crucial: ¿Cómo estableces, como mujer, tus propios límites mientras vives en el extranjero?
Consentimiento y protección de las mujeres: ¿Cuál es la situación global?
Las mujeres expatriadas suelen enfrentarse a desafíos únicos, con su consentimiento frecuentemente ignorado. Las ideas erróneas sobre su accesibilidad pueden llevar a otros a faltar al respeto a sus límites. Muchas mujeres expatriadas también pueden dudar en afirmarse por temor a repercusiones negativas en el ámbito laboral, como perder asignaciones importantes o enfrentar aislamiento profesional. Esta presión puede provenir tanto de otros expatriados como de personas locales. La situación se agrava por el hecho de que los países varían significativamente en su protección y respeto por los derechos de las mujeres, creando una realidad compleja y, a menudo, dura para estas mujeres.
Consentimiento y respeto por las voces de las mujeres
Aunque el principio de igualdad de género está consagrado en numerosas leyes en todo el mundo, las disparidades prácticas siguen apareciendo. Las mujeres expatriadas comparten con frecuencia sus experiencias de sexismo cotidiano en varios países, como Francia, Malasia, Vietnam, Camerún, China, Japón, México, Corea del Sur, Estados Unidos, Arabia Saudita y Sudáfrica. Estas narrativas destacan un espectro de discriminación, desde el sexismo abierto que se exhibe públicamente hasta formas sutiles donde una fachada de igualdad oculta la subestimación de las contribuciones de las mujeres. A menudo, estas mujeres son percibidas como menos competentes que sus colegas masculinos.
Esta marginación se extiende más allá de las interacciones personales hacia los ámbitos profesionales. En su esencia, respetar el consentimiento implica reconocer y valorar los puntos de vista de otra persona y tratarla como igual. Desestimar el consentimiento de una mujer, ya sea su "sí" o su "no", la invisibiliza y trivializa sus opiniones. Esta falta de consideración generalizada obliga a las mujeres, expatriadas o no, a alzar la voz contra la injusticia.
Ejemplo de Japón: Espacio para la mejora
En Japón, el estereotipo persistente de la "office lady" (OL), que se espera que camine con tacones mientras sirve café y organiza documentos —incluso cuando tales tareas están fuera de su descripción de trabajo—, continúa en las empresas conservadoras. Estas expectativas dificultan que las empleadas, especialmente las mujeres, establezcan límites o expresen su disconformidad. Aunque las empleadas expatriadas pueden enfrentar estas prácticas con menos frecuencia, sus desafíos siguen siendo significativos.
El movimiento #KuToo, inspirado en #MeToo y lanzado en 2019, desafía estas rígidas normas de feminidad, como el uso obligatorio de tacones altos, y ha destacado otras prácticas discriminatorias, como la prohibición del uso de gafas para mujeres en algunos lugares de trabajo —consideradas poco femeninas—, mientras que los hombres no enfrentan tales restricciones. El movimiento subraya el problema más amplio del consentimiento de las mujeres, que a menudo se ignora. El progreso hacia la igualdad de género en Japón sigue siendo lento, con un sexismo persistente y acoso sexual en un país que aún no ha tenido una Primera Ministra y donde las mujeres políticas a menudo son tratadas como casos excepcionales.
Aprendiendo a establecer límites
Cada vez más mujeres eligen mudarse al extranjero, ya sean viajeras, emprendedoras o empleadas corporativas, cada una con sus propias historias. A pesar de sus diversos orígenes, estas mujeres a menudo enfrentan desafíos que sus compañeros masculinos no experimentan, lo que ha llevado al desarrollo de clasificaciones de "ciudades seguras" para viajeras. Estas clasificaciones evalúan factores como los avances en la igualdad de género y la protección de los derechos de las mujeres, con ciudades como Copenhague, Estocolmo, Oslo, Singapur, Viena, Helsinki, Berlín y Montreal obteniendo con frecuencia puntuaciones altas. Los países escandinavos y algunos europeos generalmente tienen buenos resultados, con Tailandia y Costa Rica también destacándose.
No obstante, según las propias mujeres expatriadas, ningún destino es "100% ideal". Las circunstancias e interacciones dan forma a sus experiencias. Aconsejan no evitar los viajes a destinos etiquetados como "inseguros". En cambio, enfatizan la importancia de realizar una investigación exhaustiva y tomar las precauciones necesarias. El desafío a menudo comienza en espacios públicos ordinarios, como las calles, donde la violencia puede ocurrir inesperadamente. Además, las diferencias culturales, incluidos los costumbres desconocidas, pueden impactar significativamente la experiencia de las mujeres expatriadas.
Navegando los límites e interacciones sociales en la vida diaria
¿Cómo deben las mujeres expatriadas establecer límites, responder a los acercamientos callejeros o participar en el coqueteo en la era de #MeToo? Distinguir entre el interés genuino y el comportamiento intrusivo —o peor aún, tratar las interacciones como conquistas— es crucial. Es un error pensar que solo los hombres inician los acercamientos románticos; el consentimiento mutuo es esencial en cualquier encuentro. Aunque las actitudes culturales hacia estas interacciones varían, generalizar por país puede ser engañoso.
En países como Francia, los debates sobre el coqueteo y el acoso callejero siguen generando opiniones encontradas. ¿Qué constituye la persistencia frente a la agresión? Algunos argumentan que perseguir a alguien a pesar de su negativa es simplemente parte del ritual de cortejo. Sin embargo, muchos se oponen a esta visión, abogando por respetar el derecho de una mujer a retirarse. Reconocer el no consentimiento y respetarlo es vital. Las mujeres, expatriadas o locales, son expertas en identificar comportamientos inapropiados. La presencia de incomodidad señala un problema.
Aunque las mujeres expatriadas no son inherentemente más vulnerables que otras, su seguridad depende de estar bien informadas sobre su región anfitriona. Por ejemplo, en algunas ciudades, puede ser inseguro para una mujer salir sola por la noche o visitar ciertos bares. Las viajeras experimentadas recomiendan la cautela, reconociendo los riesgos reales sin abogar por el miedo innecesario. La adaptación al contexto local y la toma de decisiones prudentes son clave para navegar la vida diaria en el extranjero de manera segura.
Protección de las mujeres en el país anfitrión
Investigar a fondo el país anfitrión prospectivo es esencial. Los factores clave a considerar incluyen su progreso en los derechos de las mujeres, posturas legales sobre la violencia contra las mujeres y definiciones de consentimiento. Amnistía Internacional enfatiza la importancia de combatir la trivialización de la violencia contra las mujeres y garantizar que su consentimiento sea respetado. La organización apoya leyes que definen la violación basada en "la ausencia de consentimiento", distinguiendo claramente el sexo consensuado de la violación. Ejemplos notables incluyen la ley "solo sí significa sí" de España, promulgada el 7 de octubre de 2022, y legislaciones similares en Bélgica, Alemania y Eslovenia. Francia continúa debatiendo vigorosamente sobre este tema.
¿Cómo comportarse en el trabajo o en la sociedad?
En entornos profesionales y sociales, afirmar el no consentimiento puede ser tan simple como optar por no reírse de un chiste sexista de un colega o incluso del director ejecutivo. Las mujeres a menudo enfrentan la presión de conformarse para evitar ser vistas como aguafiestas, un escenario que, lamentablemente, puede retratar al infractor como la víctima. Establecer límites también implica decir no a horas extra no remuneradas y actividades fuera del alcance de su contrato, así como rechazar firmemente cualquier contacto físico inapropiado. Protegerse incluye documentar pruebas y buscar apoyo de grupos de
