En las próximas semanas, millones de niños de todo el mundo volverán a la escuela después de estudiar a distancia durante varios meses. Con las nuevas oleadas de COVID-19, los padres se ven confrontados a ciertas dificultades para cumplir las directivas de los gobiernos, pese a que escuelas y autoridades locales están aplicando medidas para garantizar la seguridad de los niños.
Un expatriado británico en Batam, Indonesia, Graham tiene serias preocupaciones con respecto a la reapertura de las escuelas. De hecho, el gobierno indonesio anunció recientemente que las escuelas se reabrirán progresivamente en las zonas con las tasas más bajas de infección por COVID-19. Pero para Graham, enviar a sus hijos de vuelta a las escuelas no es una opción por ahora, dada la incertidumbre. "La mayoría de las escuelas cerraron en abril y algunas se están esforzando por reabrir. Sin embargo, la ley es flexible con respecto a los niños que asisten o estudian en casa. Nuestros niños no volverán a la escuela antes de 2021." Esto no representa ninguna molestia para Graham, ya que pasó los últimos meses haciendo de profesor en casa con la ayuda de lecciones preparadas por los maestros de la escuela. "Puede tomar el tiempo que sea necesario, 6/12 meses más, no serán un problema. No se puede negociar con temas de salud y nos pasamos toda una vida aprendiendo. Los niños se las arreglan bien, pero mi hijo menor no entiende lo de no salir siempre al exterior o hacer actividades normales". Según él, algunas medidas han sido buenas a nivel local, pero lo que le preocupa es más bien la población local y la falta de comprensión y el desconocimiento. "Lamentablemente, es esa mentalidad la que parece estar propagando el virus localmente y está empeorando, especialmente desde que introdujeron en Indonesia la 'nueva normalidad'".
Ahmed, un expatriado pakistaní en los Emiratos Árabes Unidos, comparte las opiniones de Graham. Añade que "Los niños pequeños son demasiado vulnerables y las restricciones que se impondrán pueden ser contraproducentes. Es como si se les enviara a un centro de detención amistoso en lugar de a una escuela". Para Ahmed, será 100% aprendizaje en línea por el momento hasta que se llegue a tasas de contagio de un solo dígito.
Mientras tanto, los padres europeos tienen sentimientos encontrados en cuanto a la reapertura de las escuelas. Algunos están lidiando bastante bien con la situación, como en Francia donde algunas escuelas han reabierto en mayo, pero otros son bastante escépticos. "Obviamente sabíamos que las escuelas se reabrirían en algún momento, pero no va a ser fácil, sobre todo para las escuelas primarias y los niños de guardería, cumplir con las normas", dice Fabienne, una francesa expatriada en España. Para ella, el riesgo es real, aunque las autoridades locales y las escuelas se aseguran de que se respete el distanciamiento social y otras regulaciones.
¿Cómo están reabriendo las escuelas en todo el mundo?
Gobiernos de todo el planeta están implementando estrategias para la reapertura segura de las escuelas. Estas medidas incluyen controles de temperatura, desinfección regular de las manos, así como el distanciamiento social y el uso obligatorio de mascarillas. En la mayoría de los países, el uso de máscaras es obligatorio a partir de los 10 o 15 años, excepto en España y algunos otros países donde es obligatorio a partir de los 6. Además, no se permitirá a los estudiantes mezclarse con otras clases para facilitar la localización de contactos.
El uso de mascarillas es obligatorio para los profesores y estudiantes en muchos países asiáticos como China, Corea del Sur, Japón y Vietnam. A los niños sólo se les permite quitarse la máscara durante la hora del almuerzo. En otros países, especialmente en Europa, el uso de mascarillas en la escuela es opcional. En Austria, por ejemplo, dada la bajísima tasa de transmisión en las escuelas, el uso de máscaras se ha dejado de lado para los estudiantes. En Francia, donde una veintena de nuevos departamentos figuran ahora en la zona roja, el uso de mascarillas es obligatorio en el colegio, incluso durante el recreo. Los profesores y educadores también están obligados a llevarla desde el nivel de preescolar. Cuando se sospeche de casos de COVID-19, las escuelas cerrarán temporalmente. Las escuelas deben disponer también de una sala de aislamiento para los casos sospechosos.
En Quebec, se ha establecido un protocolo para llevar a cabo una reapertura segura de las escuelas para el semestre de otoño. Cabe señalar que no se requiere un distanciamiento social entre los grupos de clases estables. La relación maestro-alumno será la misma que antes de la crisis sanitaria. Sin embargo, las diferentes clases tienen que evitar mezclarse entre sí para facilitar el seguimiento de los contactos en caso de contaminación. Además, todas las asignaturas, incluyendo educación física y arte, se enseñarán en clases presenciales. El uso de mascarillas no es obligatorio, pero está permitido para los niños de preescolar hasta el 4º año y se recomienda para los niños de 5º y 6º año en las áreas comunes, incluyendo los autobuses escolares.
Otros países, como los Estados Unidos, están siendo más cautelosos debido al creciente número de casos de COVID-19. Mientras que algunas escuelas ya han reabierto, otras están trabajando actualmente en una estrategia híbrida que implica una mezcla de clases presenciales y a distancia. Las clases presenciales serán de grupos pequeños respetando el distanciamiento social. En otros lugares, como Filipinas e Indonesia, las escuelas no volverán a abrir sus puertas hasta que se reduzca el número de casos y se encuentre una vacuna eficaz.
¿Debe enviar a su hijo de vuelta a la escuela?
Esté preparado o no, en algunos países, no tiene muchas opciones. Tenga en cuenta, en todo momento, que la educación es obligatoria en la mayoría de los países y que comprometer la educación de su hijo menor es un delito. En Francia, por ejemplo, según el artículo 227-17 del Código Penal, negarse a enviar a su hijo a la escuela se castiga con una multa de 30.000 euros y una pena de dos años de prisión. En el Reino Unido, negarse a enviar a sus hijos a la escuela puede resultar en una multa de 60 libras y hasta 120 libras si no se paga en un plazo de 21 días. Además, los padres deben justificar la ausencia de sus hijos si ésta dura más de 3 días.
Por otra parte, en los Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han creado una herramienta para que los padres, maestros y otros cuidadores puedan evaluar la situación y decidir si enviarán a sus hijos a la escuela. Independientemente de la situación, considere los riesgos así como los beneficios de enviar a sus hijos a la escuela después de varios meses de aislamiento. Además, asegúrese de que están mentalmente preparados para volver a la escuela y que no tienen problemas de salud que puedan hacerlos más vulnerables al coronavirus.
