Cómo llevar los altibajos emocionales propios de vivir en el extranjero

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Escrito por Asaël Häzaq el 24 septiembre, 2024
Mudarse al extranjero puede despertar una mezcla compleja de emociones: alegría, tristeza, desaliento y esperanza, a menudo todo al mismo tiempo. ¿Cómo puedes gestionar estos sentimientos contradictorios para abrazar la vida en un nuevo país con calma y optimismo?

Navegando la turbulencia emocional al mudarse al extranjero

Mudarse a otro país no requiere cruzar el mundo ni sumergirse en una cultura radicalmente distinta para desencadenar un profundo conflicto interno. Incluso un cambio cuidadosamente planificado puede desatar un torbellino de emociones contradictorias y pensamientos confusos, lo que comúnmente se conoce como una "montaña rusa emocional". Tal como su nombre lo indica, este proceso implica una oscilación de sentimientos, desde la alegría hasta la tristeza, desde la calma hasta el desaliento, que surgen y desaparecen incontrolablemente, haciéndote sentirlos con gran intensidad.

La experiencia de cada persona es única; no pasarás necesariamente por el mismo viaje emocional que otros expatriados. Mientras que algunos se adaptan sorprendentemente rápido, otros pueden encontrar el estrés casi abrumador. Independientemente de cómo reacciones emocionalmente, es esencial aceptar tanto los momentos altos como los bajos para comprender mejor tu propio paisaje emocional. Aquí te presentamos algunas de las emociones que podrías experimentar en tu viaje al extranjero.

Euforia

Estás lleno de emoción, y con razón. Ya sea cumplir un sueño de toda la vida, avanzar en tu carrera o mudarte por amor, tu decisión de trasladarte al extranjero te llena de una alegría innegable. Cualquiera que sea tu motivo, es una razón profunda para celebrar.

Nerviosismo

Todo parece fuera de lugar. La alegría inicial se ha visto sepultada bajo montañas de papeleo. Tu sueño se enfrenta ahora a la incesante burocracia del país extranjero. La espera interminable de tu visado parece eterna. Estás cansado del constante vaivén con los servicios de inmigración y de las preguntas insistentes de tus familiares, "¿Sigues aquí?" y "¿Cuándo te vas?".

Orgullo

A pesar de los desafíos, hay mucho de lo que sentirte orgulloso. Afrontar otro obstáculo administrativo, como presentar tu estado de ingresos, te recuerda tu esfuerzo por ahorrar lo suficiente para una transición fluida al extranjero. Con calma, también te inunda una sensación de orgullo, humilde pero profunda. Reflexionas sobre el camino recorrido y aprecias cada paso que te ha traído hasta aquí.

Tristeza

Pero, ¿cómo será la vida tan lejos de tus seres queridos? Acabas de recibir una actualización prometedora de la administración: tu visado estará listo pronto. Sin embargo, en lugar de sentir alegría, una ola de tristeza te inunda. Los pensamientos sobre todo lo que extrañarás en casa ocupan tu mente, generando ansiedad. Surge la duda: ¿Y si retrasas tu partida?

Alegría

¡El visado está por llegar! Después de revisar la carta de los servicios de inmigración por tercera vez, es claro: los obstáculos burocráticos han quedado atrás, la espera ha terminado y las barreras se han derrumbado. Estás completamente preparado para tu mudanza en términos materiales. Solo queda la preparación mental. Con renovada determinación y una alegría que irradia desde tu rostro, tomas tu decisión: te vas al extranjero.

Duda

¿Realmente podrás manejar vivir solo? Aunque no te mudas a otro continente, cambiar de país es un gran paso. Ayer mismo, las dudas sobre vivir lejos de tus seres queridos comenzaron a aparecer. Además, estás luchando con la barrera del idioma: las clases que tomaste no han dejado huella. Y decidirte a salir en medio de una crisis económica añade una capa más de complejidad. Sin duda, este es tu movimiento más audaz hasta ahora. ¿Estás realmente seguro de tu decisión?

Curiosidad

Cuando se trata de decisiones, estás tentado a tomarlo todo. La curiosidad nubla tus pensamientos y un recorrido virtual te presenta a los chefs más destacados de la cocina de tu país anfitrión. Te deleitas con todo su menú—una pequeña extravagancia que de vez en cuando es esencial. Los placeres culinarios de tu destino despiertan tu curiosidad, lo que te lleva a revisar nuevamente tus guías de viaje en busca de más inspiración. Con la partida cerca, es hora de comenzar a empacar.

Desaliento

Honestamente, todo se siente abrumador. Mudarse al extranjero conlleva un sinfín de desafíos, y hacer las maletas es solo el comienzo. Todo parece estar saliendo mal. El apartamento que debes desocupar, los correos electrónicos interminables de inmigración pidiendo un documento que ya has enviado varias veces, las tarifas excesivas del visado, los costosos servicios de mudanza y los boletos de avión se han acumulado. Estás financieramente agobiado incluso antes de poner un pie en el nuevo país. Es suficiente para hacerte reconsiderar tu decisión.

Esperanza

¿Qué pasaría si apostaras por ti mismo? ¿Qué significa un correo más en el gran esquema de tus sueños? Sí, es una molestia y añade algo de desorden digital, pero es el último obstáculo antes de que comience tu aventura. Una vez enviado, estarás en camino a un nuevo país, listo para avanzar en tu carrera, cambiar de trabajo y reunirte con tu pareja, que te ha estado esperando en el extranjero. Todas tus aspiraciones, esperanzas y planes para mudarte están a punto de convertirse en realidad. Y justo a tiempo: el avión sale mañana.

Cómo gestionar tus emociones

El consejo común de "manejar" o "superar" las emociones a menudo simplifica una realidad más compleja: lo crucial es aprender a vivir con tus emociones para construir confianza. El primer paso es reconocer tanto los sentimientos positivos como los negativos para entender mejor cómo responder a ellos. A diferencia de lo que se piensa, experimentar una emoción negativa no significa que deba ser descartada inmediatamente. En su lugar, debe ser reconocida y examinada: pregúntate por qué te sientes triste en ese momento. Reconocer una emoción no significa que debas aceptarla o dejarte abrumar por ella. Al identificar sentimientos como la tristeza, obtienes el poder de decidir si y cómo influirán en tus acciones.

Abrazar la alegría

Celebrar tus logros es esencial. Ya sea que obtener tu visado y permiso de residencia haya sido una lucha o un trámite sencillo, mereces disfrutar y expresar tu alegría abiertamente. La alegría no debería ocultarse, aunque debe ser sensible al contexto. Por ejemplo, si un amigo no tuvo la misma suerte con su solicitud de visado, modera tu celebración por consideración. Sin embargo, nunca deberías sentir culpa por tu propio éxito.

Aceptar las frustraciones

Es inevitable, siempre estarás "ausente". Te conectarás con tus seres queridos a través de pantallas y, a pesar de tus mejores esfuerzos, podrías perderte eventos importantes—cumpleaños, bodas, bautizos que anotaste en tu calendario pero que pasaron desapercibidos en el ajetreo de la vida.

Tu experiencia en el extranjero también estará llena de frustraciones: enfrentarte a un idioma nuevo con menos fluidez de la que esperabas, chocar con diferencias culturales y cometer errores, tal vez con frecuencia, dependiendo de tu nivel de estrés. Aceptar estas frustraciones inevitables te ayuda a poner las cosas en perspectiva, permitiéndote gestionar la ansiedad que puede surgir incluso antes de partir. Recuerda que no todo saldrá como planeado. En lugar de sucumbir a la presión, date un momento para retroceder y ajustar tus expectativas.

Rechazar la culpa

La culpa puede surgir desde dentro o ser impuesta por tus seres queridos. Puede hacerte cuestionar tu derecho a irte, sembrando dudas y socavando tu confianza. Familiares y amigos podrían aprovechar cualquier oportunidad para calificar tu decisión como egoísta, ejerciendo un chantaje emocional. Esta culpa puede distorsionar tu mudanza, convirtiéndola en algo similar a una fuga, presentándote en una luz injustamente negativa. Recuerda, no estás obligado a aceptar esta representación errónea de tus acciones.

Tómate el tiempo para reflexionar

No esperes hasta haber aterrizado en tu país de destino para valorar el viaje que has emprendido. Permítete momentos de reflexión cuando sea necesario. Ser consciente de tus emociones es crucial, ya que mudarse a un país extranjero exige un alto nivel de autocontrol. A menudo tendemos a ignorar nuestros sentimientos y nos enfocamos solo en los aspectos logísticos de la mudanza.

Sin embargo, reconocer y escuchar tus emociones puede mejorar tu concentración y resistencia. Sé amable y comprensivo contigo mismo—esto te ayudará a manejar los inevitables desafíos que te esperan. Dar un paso atrás no es para evitar los desafíos, sino para desarrollar la fuerza para enfrentarlos. Mantén tus metas a largo plazo en mente, ya que son lo suficientemente importantes como para renovar tu propósito y permitirte enfrentar el futuro con serenidad.