Preséntate. ¿De dónde eres? ¿Cuánto hace que vives en tu nuevo país? ¿Cómo te ganas la vida?
Soy Vicky, tengo 32 años y soy de Cartagena, Murcia. Hace un mes y medio que vivimos en Ho Chi Minh City. Soy Licenciada en Derecho, y actualmente no trabajo.
¿Por qué decidiste cambiar de país?
Mi marido se dedica a la industria de la cerámica, y viajaba a Malaysia y Vietnam, constantemente, hasta que un día nos ofrecieron expatriarnos durante tres años. La oferta era atractiva, y una oportunidad de estar juntos, además de conocer el sudeste asiático, y vivir nuevas experiencias.
¿Qué trámites y formalidades has tenido que hacer para instalarte?
Sinceramente, de los trámites se encarga la empresa de mi marido, pero al venir con un contrato de trabajo, todo es más fácil. De momento nos han hecho la visa hasta mayo, y una vez tengamos el permiso de trabajo, se prorrogara durante un año. La visa en Vietnam no es necesaria si vienes menos de 15 días, pero una vez superado ese plazo, hay que salir y volver a entrar al país.
¿Cómo fue tu instalación?
Relativamente fácil, ya que unos meses antes, aprovechando un viaje de trabajo, me trasladé hasta Saigón en busca de apartamento o casa. Además contábamos con la ayuda de un compañero de trabajo que reside en HCMC desde hace varios años, y nos ayudó bastante.
¿Has tenido dificultades para adaptarte: la gastronomía, las costumbres, el clima...?
Soy una persona, que se adapta rápido, tengo un carácter empático y me adapto a las circunstancias. Las costumbres, al principio te chocan, pero aprendes a respetarlas. Llegamos justo en el año nuevo lunar, o más comúnmente llamado TET, y en esos días todo es costumbre, la gente se reúne con la familia, todos los parques están decorados con flores, y es llamativo como los vietnamitas lo viven todo de un modo muy familiar. La gastronomía vietnamita, es muy amplia, variada, y riquísima. Si te gusta la comida estilo asiático, aquí comes por poco dinero y todo riquísimo, pero de vez en cuando hago una tortilla de patatas con cebolla, que me trasladan a España, en el primer mordisco. El clima, en esta ciudad, es asfixiante. Siempre es verano, y el porcentaje de humedad es bastante alto, por lo que si no te pones el aire acondicionado, te achicharras, y sudas como un pollo en agosto. Por la tarde-noche, corre un vientecito muy agradable y por un instante parece que estoy frente al puerto de mi querida Cartagena.
¿Lo que más te sorprendió?
Saigón es una ciudad caótica, la primera vez que vi millones de motos juntas y tocando el pito, creí que no lo soportaría, pero aprendes a evadirte.
¿Cómo has conseguido trabajo?
La empresa de mi marido tiene una fábrica en Vietnam, por lo que la oferta de venir aquí se la propusieron desde su puesto de trabajo en España.
¿Cómo has encontrado un alojamiento?
Contamos con la ayuda de una inmobiliaria, que según el presupuesto que nos daban en la empresa nos buscaron algunas casas, pero no nos gustó ninguna, asique decidimos visitar los edificios de expatriados del Distrito 2 por nuestra cuenta. Al final un expatriado español, nos avisó de un apartamento en alquiler, en el edificio que más nos interesó y con ese nos quedamos.
¿Es fácil hacer nuevos amigos? ¿Algún consejo?
No es fácil, si no hablas bien inglés y no te relacionas con gente durante el día. La gente va a lo suyo, y si bien es verdad que por el centro hay bares donde se reúnen los expatriados y donde se reúnen para practicar idiomas, yo no he tenido la oportunidad de ir, pero si he contactado con varios expatriados españoles y latinoamericanos, con los que espero quedar pronto a tomar una cerveza. De momento conozco a algunos compañeros vietnamitas del trabajo de mi marido, y dentro de poco empiezo las clases de inglés en una academia, donde espero poder conocer algunas personas.
Venga mójate: lo mejor y lo peor.
Lo mejor, es poder vivir esta experiencia respaldada por una empresa seria, y que te permite vivir en un país extranjero durante un periodo de tiempo, aprendiendo otras culturas. Lo mejor de la ciudad, la variedad de restaurantes que hay, así como cafés, y cervecerías. La oferta gastronómica es inmensa. Lo peor: el idioma. El vietnamita es un idioma complicado y no todo el mundo habla inglés, por lo que a veces, te encuentras limitado para comunicarte.
Un prejuicio que resultó totalmente equivocado.
Vine sin ningún prejuicio, y sigo sin ellos, a pesar de haber leído y escuchado que los vietnamitas son gente fría y que no te dejan integrarte. Es pronto para dar mi valoración, espero que esos prejuicios, sean equivocados.
¿Qué es lo que echas más de menos de tu país?
La familia, los amigos y en parte algunos sabores, que aquí no se consiguen, ya que faltan los alimentos y las especias que dan ese toque. La paella valenciana, aquí ni se la conoce, ni les interesa.
¿Cómo es tu vida cotidiana?
Pues bastante rutinaria, por la mañana estudio un poco el temario de una oposición que me he traído desde España para aprovechar mi estancia aquí, y más tarde, suelo bajar a la piscina, tomar el sol y nadar, son un privilegio que aquí se puede hacer todos los días. Por la tarde, repaso un poco inglés y voy al gym, y cuando llega mi marido pues cenamos juntos. Los fines de semana, son más diferentes, y solemos ir al centro a dar una vuelta.Comer o cenar por allí, es siempre divertido, ya que vamos descubriendo sitios nuevos.
¿Qué haces en tu tiempo libre? ¿Cuáles son las actividades más populares allí?
La cultura del café, dejada por los franceses, es predominante, por lo que a los vietnamitas les encanta estar en una terraza tomando te o café, y luego irse a cantar al karaoke.
¿Qué consejo le darías a aquellos que quieren instalarse allí?
Que vengan con un contrato de trabajo desde España, o desde el país donde residan, ya que Vietnam, aun no es un país que este al nivel de ninguno occidental, y tiene carencias.
¿Con qué frecuencia te ves o comunicas con tu familia? ¿Qué medios de comunicación utilizas?
Suelo hablar con mi familia y amigos vía llamadas o sms de whatsapp, Skype o Hangout. La era de la tecnología, nos lo pone un poco más fácil a los expatriados.
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