Preséntate. ¿De dónde eres? ¿Cuánto hace que vives en tu nuevo país? ¿Cómo te ganas la vida?
Me llamo Sergio y soy de Barcelona. Hace casi tres años que me fui de mi casa, y año y medio que llegué a Sarajevo. Me gano la vida como profesor de español para extranjeros, profesión que me ha permitido moverme por el mundo.
¿Por qué decidiste cambiar de país?
Por la misma razón por la que la gran mayoría de jóvenes españoles se han exiliado y siguen haciéndolo: un futuro sin perspectivas. Después de varios años en mi país, me di cuenta de que era imposible que estuviese haciendo tantas cosas mal y que siguiese en el mismo punto que cuando acabé la universidad. Al final, acabé tomando consciencia de que era imposible que pudiese cambiar esa realidad que ya hacía tiempo había dejado de funcionar viviendo dentro de esa misma realidad; tenía que cambiar yo mismo, y eso significaba salir de esa realidad y adentrarse en lo desconocido.
¿Qué trámites y formalidades has tenido que hacer para instalarte?
Lo único fue tener un poco de suerte, encontrar la oferta de empleo adecuada y al final decidirse por arriesgar a vivir en una ciudad como Sarajevo. Bosnia es un país muy burocrático, pero la empresa se encargó desde un primer momento de todo el "papeleo" y no tuve casi que ni preocuparme.
¿Cómo fue tu instalación?
La acogida fue realmente positiva. Me vinieron a recoger en coche al aeropuerto y me llevaron al hostal donde pasaría los primeros días. El siguiente día me ayudaron a encontrar vivienda y en tres días ya había conseguido una temporal donde pasar los primeros dos meses.
¿Has tenido dificultades para adaptarte: la gastronomía, las costumbres, el clima...?
Dicen que Bosnia y España son países de una misma madre pero de diferente padre, así que es bastante fácil encontrar aspectos similares. La gastronomía es excelente (prepararos para engordar unos cuantos kilos) y las costumbres son bastante similares, teniendo en cuenta de que en Sarajevo vive mayoría musulmana. Lo único que puede resultar un escollo para un español es el clima, especialmente cuando uno es de Barcelona: tres meses de verano y siete de invierno, teniendo un par de meses de transición que se podrían considerar como un "otoño" o "primavera" formato rápido. La temperatura va de un extremo a otro: o hace mucho frío (septiembre-abril) o hace mucho calor (junio-agosto). Aún y así, el problema número uno es la oscuridad; hay que prepararse para vivir meses completos en los que las tres de la tarde ya es casi de noche (época que se alarga desde octubre hasta enero).
¿Lo que más te sorprendió?
Como en una misma ciudad pueden convivir cuatro religiones y culturas completamente diferentes (musulmana, cristiana, ortodoxa y judía) sin problemas día a día.
¿Cómo has conseguido trabajo?
A través de una de la numerosas ofertas para profesor de español que se pueden encontrar en www.Educaspain.com. Descarté desde un primer momento los grandes países europeos (UK, Alemania, Francia...) y me focalicé en los que no eran tan importantes. Incluso llegué a concretar una entrevista para irme a trabajar a Siberia. ¿Cómo has encontrado un alojamiento?Encontrar alojamiento no es difícil. La dificultad se encuentra en encontrar una casa bien acondicionada para el invierno (suelen ser bastante viejas) y que esté cerca del centro de la ciudad (más de 20 minutos caminando en Sarajevo significa subir y bajar cuestas).Puedes hacer uso de www.oxl.ba o pedir ayuda a alguna agencia (www.prostor.ba), aunque el mejor sistema para encontrar alojamiento rápido los primeros meses se encuentra en un grupo de Facebook llamado Sarajevo Young Expats. En el caso de que sepas hablar bosnio, la tarea se facilita bastante.
¿Es fácil hacer nuevos amigos? ¿Algún consejo?
Los bosnios son, en general, bastante lentos de conocer. Al principio te saludan dándote la mano, luego te dan la mano y te abrazan y, finalmente, después de bastantes encuentros, ya te dan dos besos y se comportan como cualquier español. Esto es un ejemplo de cómo la vida en Bosnia transcurre lentamente, lo que también incluye el hecho de hacer amigos. Encuentro una gran diferencia entre aquellos bosnios que tuvieron alguna experiencia en el extranjero (por ejemplo aquellos que fueron refugiados en otros países) y los que han vivido toda su vida en Bosnia. Afortunadamente, en Sarajevo hay mucho extranjero que o bien está de paso por la ciudad (mochileros que viajan por los Balcanes) o que se encuentran trabajando temporalmente. La mejor forma de conoceros es estar pendiente de los eventos de intercambios culturales que se realizan en la ciudad a través de Facebook (sí, couchsurfing y meetup están muertos) o, simplemente, acudir a algún lugar de ocio nocturno y empezar a socializar.
Venga mójate: lo mejor y lo peor.
Lo mejor y lo peor se encuentra en un mismo pack: Bosnia no es un país de la Unión Europea.
Por una parte, existen grandes márgenes de libertad para moverte. No existe una vigilancia ni normas tan estrictas a la hora de vivir en este país: puedes aparcar donde quieras, puedes fumar en cualquier lado, puedes hacer una barbacoa en tu jardín sin que nadie te diga nada...y precios baratísimos absolutamente para todo.Pero, por otra parte, esta libertad conlleva a un estilo de vida poco planificado. La burocracia es un desastre y te puede llevar años conseguir un papelito; si tienes algún problema con la casa, te puede llevar años ver que tu casero se pone a solucionar dicho problema; si pides un plato en un restaurante prepárate para esperar como mínimo 20 minutos.
Además, si bien la guerra ya se ha acabado, aún existe un cierto halo de posguerra en forma de pasividad o de no actuación ante los problemas. Existe plena consciencia de que podrían hacer Bosnia un lugar mejor del que es, pero no llevan a cabo ninguna acción para ello.Un prejuicio que resultó totalmente equivocado.
Sarajevo no está en guerra; se acabó hace más de 20 años. Ciudades como Barcelona o Madrid son cien veces más peligrosas que Sarajevo. Puedes caminar por esta ciudad de madrugada sin sentirte en ningún momento amenazado. Además, las personas son en general más generosas y humildes que las de las grandes ciudades europeas. Siempre están dispuestos a ayudarte en todo lo que puedan.
¿Qué es lo que echas más de menos de tu país?
Puedo soportar bastante bien el frío (de hecho, me gusta más que el calor). Sin embargo, el gran reto de Sarajevo es hacer frente a los meses de oscuridad; la luz se acaba convirtiendo en algo que acabas añorando de España. Cuando me refiero a la luz, no sólo me refiero al aspecto visual, sino también al ritmo y a la vida de la ciudad: Sarajevo en invierno duerme y su energía desaparece.
¿Cómo es tu vida cotidiana?
Tengo el gran lujo de trabajar cuatro días a la semana y por la tarde, por lo que puedo salir de noche y levantarme tarde. Sin embargo, el ocio en esta ciudad se concentra por la tarde, justo en el horario en el que estoy trabajando. Si bien puedo aprovechar el Sol los meses de oscuridad por la mañana y pasear o tomarme un bosanski kafa en alguna kaffana por la mañana, echo en falta realizar alguna actividad de ocio justo en el momento en el que la ciudad se encuentra más activa. Además, el ocio nocturno en la ciudad empieza a las 20.00 y hacia la 1 de la mañana ya se ha acabado. Esto también tiene un punto positivo: puedo aprovechar noches breves pero intensas y, al mismo tiempo, también tengo la opción de levantarme pronto para aprovechar las mañanas siguientes.
¿Qué haces en tu tiempo libre? ¿Cuáles son las actividades más populares allí?
Sarajevo es una capital muy pequeña que apenas llega a los 300.000 habitantes. Es como un pueblo grande, por lo que la oferta de ocio no es tan extensa ni variada como en otras ciudades europeas. La principal ventaja de Sarajevo es la naturaleza. Puedes estar rodeado completamente de naturaleza cogiendo un autobús y viajando en apenas 20 minutos. Si te encanta esquiar, puedes aprovechar alguna de las pistas (baratísimas) que hay alrededor de la ciudad. Si por el contrario estás en verano, puedes pasear por la ciudad u organizar un picnic o barbacoa en plena naturaleza, tan sólo cogiendo un tranvía o un autobús que te lleve a alguna de las numerosas montañas cercanas. La vida de Bosnia exige vivirla tranquilamente, sin prisas. No hay mejor opción que tomar un café mientras te relajas o ir a tomar unas cuantas cervezas por la noche y escuchar música en directo totalmente gratis desde alguna de sus numerosas terrazas al aire libre.
Sobre tu blog ¿qué te ha llevado a empezarlo? y ¿qué representa para ti escribirlo?
Lo empecé a escribir a principios de este año (2016) con el objetivo de ayudar a todos aquellos jóvenes que pasaron por mi misma situación: universitarios que se dejaron la piel siguiendo la hoja de ruta que les habían ofrecido para triunfar en la vida pero que no encontraron su camino o, simplemente, vieron que la realidad prometida no era tal como les habían contado. Fue un proceso que me llevó 4 años hasta que decidí romper con un contrato de vida que no funcionaba. Una vez en la basura, decidí moverme a una nueva realidad y adoptar una filosofía de vida completamente diferente a la que habían vivido generaciones anteriores como la de mis padres. Los nuevos tiempos exigen llevar a cabo nuevas acciones; hay que adaptarse al cambio. Ahora cuento y ayudo a todas estas personas que viven en esta misma situación a moverse y regenerar su vida mediante el movimiento.
¿Qué consejo le darías a aquellos que quieren instalarse allí?
Paciencia. Bosnia exige vivir lentamente y adaptarse a un estilo de vida lento pero, al mismo tiempo, con grandes márgenes de libertad para actuar. No todo el mundo está hecho para vivir en Bosnia.
No es la primera vez que vives en el extranjero, explícanos un poco tu trayectoria.
Nunca había vivido en otro país hasta que acabé la universidad. Había viajado a algún país europeo, pero nunca me había instalado ni había "vivido" en ninguno. Una vez que acabé la universidad hice una visita rápida a un amigo en París y conocí la experiencia Erasmus que no había vivido. Fue tan sorprendente que dije que quería vivir aquello mismo.
Justo en el momento en el que ya había tomado la decisión de irme a la aventura, me aceptaron en un programa de Máster en Barcelona. Estaba en el dilema si pasar un año y medio más en Barcelona con el objetivo de mejorar mi formación y así tener luego más facilidades para moverme por el mundo, o irme de una vez por todas de una realidad en la que me estaba asfixiando.
Acabé realizando el Máster y sorpresa: pude vivir mi propia experiencia Erasmus en Escandinavia, concretamente en Estocolmo. Una vez se acabó, tomé una única determinación en mi vida: quería vivir en otro país y moverme por el mundo a pesar de no saber exactamente por qué. Gozaba de un buen punto de partida: la profesión por la que me había estado formando durante tantos años me permitía hacerlo.
Desafortunadamente, tuve que volver a Barcelona y acabar mi tesina para defenderla. Incluso antes de terminarla, ya había iniciado contactos para irme a vivir a un país extranjero que, finalmente, fue Bosnia.
¿Con qué frecuencia te ves o comunicas con tu familia? ¿Qué medios de comunicación utilizas?
Suelo hablar con mi madre una o dos veces al mes vía Skype. Además, nos comunicamos cada semana usando Facebook. Con mis amigos hago lo mismo pero utilizando Whatsapp o Viber.