Simplificación del proceso que permite la entrada de talentos extranjeros
Se han diseñado dos nuevas vías para facilitar la llegada de talentos extranjeros a Japón. Al menos, esa es la nueva estrategia de Japón para ganar atractivo. El Ministerio de Justicia ha introducido recientemente el Sistema Japonés para Profesionales Especialmente Cualificados (J-Skip) y el Sistema Japonés para Visados Individuales de Creación de Futuro (J-Find), dos visados hechos a medida para profesionales cualificados y licenciados altamente cualificados. Estos dos nuevos sistemas entrarán en vigor en abril, justo a tiempo para el inicio de la temporada de contratación. Y sí, en Japón, el curso escolar y profesional empieza en abril.
El visado J-Find
El J-Find está destinado a los solicitantes de empleo graduados en las mejores universidades del mundo. Los criterios de elegibilidad para este visado se basan en los 100 primeros puestos de la lista QS Top Universities, el Times Higher Education World University Rankings y el Ranking Académico de Universidades Mundiales de la Universidad Jiao Tong de Shanghai. Según la justificación del Gobierno, el objetivo es atraer a "jóvenes profesionales de gran potencial". Estos estudiantes podrán permanecer en Japón dos años más para buscar trabajo. Deberán tener al menos 2.000.000 de yenes (unos 14.722 dólares) cuando lleguen a Japón: el gobierno quiere asegurarse de que puedan mantenerse. Estos estudiantes de posgrado también podrán traer a sus familias a Japón bajo ciertas condiciones.
El visado J-Skip
El J-Skip está destinado a investigadores, ingenieros y ejecutivos. Estos solicitantes podrán evitar el sistema actual. Al igual que Canadá, Japón ha desarrollado un sistema de visados basado en puntos que permite que los solicitantes que cumplan los requisitos sean considerados automáticamente aptos para un visado profesional altamente cualificado. Para su información, el sistema actual reconoce a los solicitantes con 70 puntos como aptos para un visado HQP.
Los talentos extranjeros pueden escapar al sistema de puntos si cumplen varias condiciones. Los investigadores e ingenieros tendrán que ganar unos 20 millones de yenes al año (147.000 dólares), tener un máster y al menos 10 años de experiencia. Los altos directivos deberán tener al menos 5 años de experiencia y unos ingresos anuales de 40 millones de yenes (unos 230.000 $).
El visado J-Skip ofrece otras ventajas importantes. Tras sólo un año, los talentos extranjeros entrarán en el "nivel profesional 2", gracias al cual podrán permanecer en el país sin límite de tiempo ni restricciones profesionales. Sus cónyuges podrán trabajar a tiempo completo.
Japón quiere ser más competitivo a escala mundial
Japón parece desesperado por atraer a extranjeros cualificados. En febrero de 2022, la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional dio la voz de alarma. El gobierno necesita traer inmigrantes rápidamente. Según la agencia, faltarán 6,74 millones de trabajadores extranjeros en 2040 (frente a los 1,7 millones actuales) y ya casi 800.000 en 2030, sobre todo en el sector de las tecnologías de la información. De ahí que el Gobierno crea que la solución pasa por este nuevo acceso simplificado al trabajo. El Ejecutivo confía plenamente en su nueva estrategia. Hirokazu Matsuno, antiguo Ministro de Educación, ahora Secretario General del Gabinete de Japón, acoge con satisfacción estos nuevos sistemas que deben establecer "un trato preferente para las personas con capacidades de alto nivel".
El sistema administrativo japonés ha sido criticado a menudo por ser demasiado engorroso, con documentos difíciles de entender por los solicitantes, a menudo sólo en japonés. También se consideran obsoletos o complicados los métodos de intercambio, normalmente por correo postal, e incluso fax. También existe el preciado sello "inkan" que hace las veces de firma, que puede hacerse por un módico precio... pero a los extranjeros se les sigue exigiendo saber "kanji" para poder abrir la puerta adecuada.
Pero aunque el J-Find y el J-Skip se diseñaron para simplificar el proceso a los inmigrantes, los expertos y empresarios japoneses temen un nuevo reto.
El complicado sistema de inmigración japonés
En abril de 2019, se introdujeron dos nuevos tipos de visados que siguen vigentes en la actualidad. En aquel momento, Japón pretendía contratar al menos 340.000 trabajadores extranjeros para 2024, pero hoy está bastante claro que es poco probable que se alcancen esas cifras. COVID puede explicar solo algunos de los resultados porque la introducción de estos nuevos visados causó controversia.
En 2018, mientras Japón desarrollaba su nueva política de inmigración, presumía de apertura y prometía avances espectaculares. Sin embargo, ¡Japón no es históricamente una tierra de inmigración! El país sigue queriendo mejorar su reputación a ojos del mundo, sabiendo que es la única forma de ganar atractivo. El primer visado, lanzado en abril de 2019 (limitado a 5 años), estaba destinado a extranjeros con una cualificación media que sepan hablar japonés. No ofrece residencia permanente ni permite la reagrupación familiar. El segundo visado estaba destinado a extranjeros altamente cualificados y les ofrecía muchas más ventajas que el primero en cuanto a duración de la estancia, residencia permanente, apadrinamiento familiar, etc. Las asociaciones de extranjeros denuncian un sistema injusto y carente de protección para los titulares del primer visado. También señalaron el problema de muchos extranjeros con visado de prácticas que son explotados por sus empleadores.
Encontrar la solución adecuada era complejo para el gobierno dirigido entonces por Shinzo Abe. ¿Cómo conciliar las ideas conservadoras del Partido Liberal Democrático (PLD), que dirigía el país casi desde sus inicios (el partido se creó en 1955), con la acuciante necesidad de mano de obra? Las voces más derechistas del partido insinuaron la idea de fomentar la robótica en lugar de la inmigración. Y los medios internacionales recogieron la idea y la aplicaron a todo Japón.
Japón sigue buscando la fórmula adecuada para atraer a expatriados cualificados
La verdad sobre Japón dista mucho de ser folclore robótico. Detrás de la apertura a la inmigración se esconde una cuestión de identidad redefinida desde hace tiempo por el gobierno. Los sucesivos dirigentes han dado forma a un Japón "étnicamente homogéneo" excluyendo deliberadamente a ciertas poblaciones, como los ainu y otros ha-fu (mestizos). Era una visión errónea, que los japoneses rechazan cada vez más.
Investigadores y empresarios japoneses piden al gobierno que reconsidere su programa político si quiere evitar experimentar de nuevo una fuga de cerebros hacia Canadá, el Reino Unido o Estados Unidos. ¿Por qué iban a ir a Japón profesionales extranjeros cualificados si pueden ir a un país donde tengan menos dificultades para establecerse y comunicarse? Los investigadores son muy críticos con un país que, en su opinión, no acoge a las oleadas de trabajadores extranjeros que ha llamado en diversos momentos de la historia.
Incluso cuando se enfrenta a una aguda escasez de mano de obra, Japón sigue teniendo dificultades para acoger adecuadamente a todos los inmigrantes. Así lo demuestran los visados de 2019. Los nuevos J-Find y J-Skip tendrán que demostrar su valía. Desde la perspectiva de la población local, hay voluntad de reconocer la necesidad de extranjeros. Una encuesta de 2018 ya mostraba que el 59% de los japoneses consideraba a los extranjeros un activo para el país. Pero el país aún tiene que ofrecerles la acogida y las condiciones de vida adecuadas para convencerles de que se queden.
Esto supone un reto para el primer ministro Fumio Kishida. El gobierno busca atraer más talento extranjero, y los investigadores recomiendan elegir perfiles más cualificados (especialmente en Asia), aunque no procedan de universidades de talla mundial. Por su parte, los empresarios buscan nuevas ventajas fiscales para los trabajadores extranjeros que contrarresten la debilidad del yen.
La inmigración podría ser la respuesta a la cuestión demográfica en Japón
Las siguientes cifras nos recuerdan la urgencia que tiene Japón de responder a la cuestión demográfica. Según cifras oficiales publicadas en febrero, Japón perdió casi 800.000 habitantes el año pasado. Las causas fueron el aumento de la tasa de mortalidad, debido en parte a la crisis de COVID, y el importante descenso de la natalidad. Un mes antes, Kishida reconoció que estaba "a punto de no poder mantener una sociedad funcional y que, en este contexto, la inmigración se considera la solución milagrosa". Y en realidad depende del gobierno encontrar la estrategia adecuada para hacer del país un destino deseable para los expatriados y seducir a largo plazo a más talentos extranjeros.
Enlaces útiles:
JapanGov: (el Gobierno de Japón )