Preséntate a ti mismo: ¿De dónde eres, desde cuánto tiempo vives en San Petersburgo...? ¿Cómo te ganas la vida allí?
Mi nombre es Hugo Palomino, soy peruano, 34 años, nací y he vivido casi toda mi vida en Lima. Me dedico al arte, la educación y el turismo: diseñador publicitario freelance desde hace años, profesor desde hace 5 (originalmente de arte, hasta que descubrí la educación holística y las corrientes de educación libertaria) y guía turístico de medio tiempo, tanto en Perú como en Rusia. Además comparto mi tiempo con otros hobbies y actividades culturales, mi interés en el uso de software e internet para efectos educativos, el cine y por supuesto, mi adorada mujer, Elena.
Resido entre Lima y San Petersburgo desde casi 2 años, quedándome en la ciudad rusa en periodos cortos y medios (de 1 a 3 meses). Esta es la ocasión en que más tiempo me he quedado en San Petersburgo: desde octubre último. Combino mi tiempo entre el voluntariado cultural (museo Hermitage), social (Cruz Roja), el guiado turístico de grupos hispanos y clases particulares de Español.
¿Por qué has optado por instalarte allí?
Principalmente por mi esposa Elena. Ella es rusa y vive en San Petersburgo desde hace mucho tiempo. Nos casamos hace un año y medio. Ella también ha viajado a Lima de manera constante en los últimos años. No es sencillo decidir qué ciudad dejar y cuál abrazar como hogar; pero tampoco es práctico vivir entre las antípodas, por esa razón optamos por San Petersburgo. Personalmente pienso que es una ciudad con mucho que ofrecer en lo cultural y con importantes posibilidades para un inmigrante hispanohablante.
¿Cómo fue tu instalación?
En realidad ha sido más sencillo de lo que imaginé: el Perú tiene un convenio de supresión de visas con Rusia, lo que hizo fácil el ir y venir, aunque sólo sirve por un período de 90 días sin prórroga posible. Estas visitas previas me ayudaron a darme una idea de cómo es la vida en la ciudad antes de este, mi actual intento. En todo este tiempo el papeleo ha sido constante, aunque no tan engorroso todavía, pero ya estoy advertido que aquí el trámite burocrático es casi un deporte olímpico. Mi esposa siempre me pide hacer las cosas con tiempo, algo no muy común en Perú, donde estamos más acostumbrados a intentar todo de "última hora". Gracias a ella es que la documentación para nuestro matrimonio estuvo lista con meses de anticipación: envío de partidas de nacimiento y poderes legalizados, traducidos y validados por la embajada rusa en Lima, que fueron presentados en el registro civil ruso en San Petersburgo, en donde nos confirmaron la fecha disponible para la ceremonia, en una oficina dedicada únicamente al matrimonio con extranjeros. La obtención del certificado de matrimonio fue inmediata a la ceremonia. Debo agregar que esto no le da al cónyugue extranjero el status inmediato de ciudadano, como ocurre en otros países: si deseo aplicar a dicho status tengo que probar ingresos, que, irónicamente, sólo puedo lograr con algún trabajo remunerado que no se puede conseguir sin permiso de trabajo, que ahora por ley no puede aplicar hasta pasado el primer año del matrimonio, es decir, un círculo vicioso. Aun así y en el peor de los casos, a los 3 años se puede aplicar a un status especial, con otro papeleo del que no hemos hecho demasiadas averiguaciones, porque esperamos no necesitarlo. En la actualidad mi status es de estudiante, ya que conseguí que una institución me enviara una invitación para poder estudiar el idioma. La ventaja de esto es que puedo solicitar una prórroga sin salir del país, evitándome el costo de volver a Perú en corto tiempo.
Definitivamente el trámite más terrible por el que ha tenido que pasar mi mujer ha sido el de vivienda, y es que es un trámite que ha tenido que hacer ella sola, ya que para ingresar al país es necesario dejar una dirección en la oficina de migraciones, así que poco podía yo hacer desde fuera del país, y menos como extranjero. A esto se sumó su última mudanza, para dejar Krasnoe Selo, en las afueras de la ciudad, por Malaya Ohta, casi en el centro; y sobre todo el cambiar una "comunalka", tipo de propiedad comunitaria en la que se comparten baño y cocina con otros vecinos, por un apartamento privado.
¿Ha tenido dificultades de adaptación (las barreras del idioma, las costumbres, el clima...)?
Me resulta muy gracioso el recordar mi impresión al leer los comentarios y relatos de otros expatriados, lejos de su país y lugar de origen, era un convencido de que la mayor dificultad para adaptarse se encuentra en la voluntad de uno mismo. Y sigo pensándolo, pero tengo que reconocer que hay momentos duros, en los que pueden golpear la soledad o las inclemencias de un clima desconocido. Aun así creo que no lo he llevado tan mal, y eso se lo tengo que agradecer a mi esposa. El idioma es sumamente complicado para los hispanohablantes, hay muchos sonidos nuevos, y por supuesto, la escritura puede resultar cuasi jeroglífica a primera vista, pero con un poco de práctica las primeras palabras me sacaron de apuros y me hicieron sentir parte de la comunidad.
Definitivamente los rusos son una cultura de costumbres, que van desde cosas tan sencillas como la vestimenta, a situaciones como la etiqueta. Aún hay cosas que no comprendo tan bien, pero a las que con el paso del tiempo me voy acostumbrando: la aparente carencia de tacto de las personas, su brutal honestidad para pedir o decir algo, la ceremonia de vestirse antes de salir a la calle (y es que verse bien es demostrar respeto por uno mismo y los demás), el no ingresar con zapatos a la casa, el no olvidar llevar un regalo si se visita a alguien, no nombrar enfermedades en casa (y si se hace se escupe 3 veces sobre el hombro izquierdo),o que los brindis no consten solo de dos o tres palabras; el sentarme en silencio un minuto antes de salir de viaje y el no sonreír tanto (la sonrisa es algo especial, se da a los amigos y personas que uno aprecia) entre otras cosas que podrían simplemente parecer muy tontas, pero que tienen algún sentido, o eso espero.
El clima ha sido lo más duro que he tenido que soportar, durante este invierno hemos soportado temperaturas de hasta -21°C. Para un limeño esto es casi el infierno helado de Dante. En Lima un invierno crudo puede, como máximo llegar a los 8° (como ocurrió hace un par de años), aunque la media es de 13°: a esa temperatura ya usamos gorras, bufandas y chaquetas abrigadoras. La primera vez que sentí -5°C en la calle creí que iba a morir. Fue en la primera semana de diciembre, nevó fuertemente, era todo un espectáculo ver la ciudad en blanco, pero bastaron 15 minutos de caminata para sacarme lágrimas (que no ayudaron mucho) y obligarme a correr a guarecerme en alguna estación de metro. En las siguientes semanas el clima mejoró y eso ayudó a aclimatarme. Puedo decir, con mucho orgullo, que he caminado alrededor de la ciudad con temperaturas de -10°C sin consecuencias mortales y con la mayor tranquilidad del mundo... necesitaré más práctica si deseo participar en alguna fiesta de la epifanía en donde mucha gente se sumerge en las aguas congeladas de los ríos...
¿Lo que más te sorprendió?
En realidad todo me sorprendió y me sigue sorprendiendo, pero tengo que resaltar el hecho de que el idioma español sea tan atractivo aquí. Hay varias escuelas de idiomas, y es un interesante nicho para profesores particulares. Tengo la impresión de que el idioma español les atrae por su exotismo, probablemente azuzado por los lazos entre la URSS y Cuba, y sé que España resulta ser uno de los destinos con más crecimiento para los turistas rusos (más de la mitad de mis conocidos aquí han pasado por Barcelona al menos una vez en su vida).
¿La gente es amable / abierta? ¿Es fácil instalarse y hacer nuevos amigos? ¿Cuál es tu consejo para encontrar nuevas personas...?
Lo primero que uno lee o escucha acerca de los rusos es que tienen personalidad de hielo: si nos dejamos llevar por esos comentarios podríamos cometer un terrible error. Ciertamente va a ser muy difícil arrancarle una sonrisa a un policía, oficinista, trabajador de migraciones o cajera de supermercado, y puede tornarse peor si te sientes ofendido porque alguna viejecita te empuja el brazo para pasar o el dependiente de un fast food aparentemente "tira" tus compras. Lo cierto es que es una cultura diferente, con códigos diferentes, pero tras esta primera capa, se encuentran personas que personalmente encuentro encantadoras: muy amables y curiosas, con las que es muy sencillo congeniar. Obviamente el idioma es una gran barrera, pero esto no impide que nos podamos acercar: durante mi primera visita varios ancianos y jóvenes me ayudaron a encontrar direcciones aunque no pudiésemos entendernos una palabra. Si deseas conocer a alguien aquí solo necesitas iniciar una conversación... he llegado a entablar conversaciones con desconocidos incluso en el metro, aunque no es usual, pero eso significa que no es difícil hacer amigos. Un consejo: existen páginas como Expat blog que nos pueden ayudar a conocer a extranjeros y locales en la ciudad, existen muchos eventos, clubes de lectura e idiomas, tours temáticos, conciertos, galerías de arte o simplemente un café o bar, cualquier lugar es bueno para conversar.
Un rasgo característico de la ciudad / país que te gusta mucho + un aspecto negativo...
Me gusta mucho: el movimiento cultural y el patrimonio. Existen muchos museos e instituciones culturales ofreciendo diferentes actividades, la ciudad está llena de conciertos, exposiciones, conversatorios. Ciertamente no todo es color de rosa, pero es más que interesante ver el tratamiento que se da en temas de educación y conservación del patrimonio como herramienta para conservar la cultura.
No me gusta: en todo este tiempo no he podido encontrar indicios de un tratamiento medioambiental adecuado. Aparentemente no existe una cultura del reciclaje ni de protección ambiental, lo que de pronto no es muy fácil de apreciar, ya que el sistema de limpieza de la ciudad funciona bien, pero es un tanto triste el que aparentemente no existan esfuerzos particulares o públicos por solucionar esta problemática en particular.
Un prejuicio sobre la ciudad / país que resultó totalmente equivocado...
Dos que se encuentran muy relacionados: la violencia y la xenofobia. Antes de ir estaba muy preocupado por los comentarios que circulaban acerca de estos temas, mas no he tenido problemas, de pronto puede fastidiar un poco el que algún agente del metro solicite una identificación, pero no pasa de eso. He caminado y viajado solo a través de gran parte de la ciudad y solamente una vez intentaron robarme, de una manera tan ingenua que casi provocó que me ría de mis asaltantes. Aun así, sí nos llegan noticias de algunos otros lugares en donde al parecer todavía hay que ser cuidadoso.
¿Qué es lo que más extrañas de Perú?
Frutas y verduras frescas, pescado, un buen cevichito y algún pisco sour. Por supuesto que a mi familia también.
¿Con qué frecuencia te comunicas con tu familia? ¿Qué medios de comunicación utilizas?
Una vez por semana usamos skype para conversar, usualmente los domingos en la noche, que por la diferencia horaria es cerca del mediodía en Perú. Además constantemente nos escribimos por correo y facebook.
¿Cómo es tu vida cotidiana?
Dependiendo de la posibilidad de encontrar un grupo para guiar, o de clases particulares de español, suelo pasar dos o tres días de la semana, cuatro o cinco horas cada día, en el museo Hermitage, en donde participo del programa de voluntarios. Los domingos asisto un par de horas a la Cruz Roja, en donde trabajamos con niños principalmente refugiados. El resto del tiempo lo reparto entre labores domésticas con mi esposa, limpiar la casa, hacer las compras semanales y recorrer la ciudad buscando exposiciones, galerías mientras aprendo más acerca de lo que puedo mostrarle a los visitantes. Suelo gastar también algunos horas en internet, y en breve iniciaré clases de ruso en un instituto.
¿Qué haces en tu tiempo libre? ¿Cuáles son las actividades más populares en San Petersburgo/Rusia...?
Salir a tomar fotografías, grabar videos, conocer más acerca de la ciudad y sus tesoros ocultos, visitar museos y exposiciones, o simplemente caminar a un lado del Neva... San Petersburgo se vuelve especialmente llamativo en verano, concentrando un gran número de actividades al aire libre. Durante las Noches Blancas, en junio, Nueva Holanda (antiguo astillero naval) es uno de los lugares más interesantes, se puede practicar yoga, asistir a talleres artísticos gratuitos, curiosear entre mercadillos biosostenibles entre otras cosas.
¿Qué consejo le darías a aquellos que quieren instalarse en San Petersburgo?
Que no se dejen intimidar por los prejuicios que se suelen tener acerca de Rusia, y que traigan ropa muy pero muy abrigadora, que les va a hacer falta.
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