Preséntate a ti misma: ¿de dónde eres, desde cuánto tiempo vives en Durban? ¿Cómo te ganas la vida allí?
Me llamo Diana soy de Huelva y, por motivos laborales de mi marido, nos vimos obligados a abandonar Sevilla (ciudad en la que viví más de diez años) y venirnos a Durban (Sudáfrica). Mi marido es arquitecto y está haciendo hospitales en Sudáfrica. Yo soy periodista, pero actualmente trabajo como profesora de español en el colegio de mis hijas, y dando clases particulares. Mis hijas Candela y Alba, de 5 y 8 años, van a un colegio fantástico, las dos ya son totalmente bilingües y están aprendiendo un tercer idioma.
¿Por qué has optado por instalarte en Durban?
Cuando decidimos irnos de España estudiamos diferentes opciones: Estados Unidos, México y Sudáfrica. Pero finalmente nos decidimos por Durban porque pensamos que era el mejor destino para toda la familia: buenos colegios, clima subtropical, playas preciosas, parques impresionantes, y multitud de actividades familiares.
¿Cuáles son las formalidades que has hecho para instalarte en Durban?
¡Uff! El papeleo es horrible, ¡y lentísimo! Antes de venirte a trabajar necesitas tener el visado. Si alguien se plantea venir a la aventura a buscar trabajo, es absurdo. Si lo consigues tienes que volver a España a hacerte el visado, desde aquí ya no se puede. La empresa que te contrata debe demostrar que ese puesto no puede desempeñarlo un sudafricano, y para ello deben poner anuncios en el periódico, entrevistar a gente y presentar un informe defendiendo tu candidatura. Una vez hecho esto comienza un papeleo que suele durar entre tres y seis meses aproximadamente. Hay que presentar documentación de todo tipo: copias compulsadas y traducidas del título, contrato de trabajo, informe dirigido a Home Affairs, cualificación reconocida por el SAQUA, etc.
¿Cómo fue tu instalación? ¿Con que problemas te encontraste al principio?
Durante el primer mes vivimos en casa de nuestro amigo Gonzalo, ¡y eso nos ayudó muchísimo! Aquí todo es más lento, todo funciona a otro ritmo, y eso me chocó bastante. Encima, nosotros llegamos a finales de noviembre, justo para las navidades, ¡y aquí diciembre es como agosto en España! Pleno verano, todo el mundo de vacaciones, y muchos sitios cerrados. Eso fue un gran problema al principio porque teníamos que buscar casa, colegio, coche, muebles... El idioma no fue un inconveniente porque, aunque mi nivel de inglés no era muy alto, aquí la gente es muy amable y tiene mucha paciencia. Todos intentan entenderte y que les entiendas, y eso me ayudó mucho. Aunque tengo que confesar que a veces es bastante complicado entenderles porque aquí existen once lenguas oficiales, y cada uno habla con un acento diferente.
¿Has tenido dificultades de adaptación (la gastronomía, las costumbres, el clima...)?
La adaptación fue difícil para los cuatro. Mis hijas se relajaron cuando empezaron el colegio y vieron lo rápido que aprendían inglés, y lo bien que todo el mundo se portó con ellas (las profesoras, las compañeras, ¡e incluso la directora!) Mi marido disfruta muchísimo con su trabajo y eso, junto a una de sus grandes pasiones (el surf se puede practicar aquí a diario), hicieron que su adaptación fuera más llevadera. A mi me costó más trabajo, el primer año me vi muy sola, todo aquí es tan diferente a España que pensé que nunca me iba a adaptar. Pero con el tiempo aprendí a disfrutar de esta gran experiencia, y estoy feliz viviendo aquí, aunque echo mucho de menos a mis hermanas, a los amigos, ¡y al jamón de Jabugo!
¿Lo que más te sorprendió?
La gran simpatía que tienen por los españoles. Aquí les encanta Europa, pero especialmente España. En cuanto te escuchan hablar, se acercan a preguntarte cuál es tu idioma y, cuando se enteran de donde eres, todos te cuentan lo mucho que les gusta nuestro país, ¡es una maravilla! ¡Ah! Y una cosa que me sorprendió mucho es que casi todos los sudafricanos son seguidores del Real Madrid o del Barcelona, ¡es increíble! También me sorprendió lo mucho que piensan en las familias: la mayoría de los restaurantes tienen zonas infantiles increíbles, los mercadillos tienen áreas para niños, los eventos deportivos se hacen pensando que participan personas de todas las edades... En realidad me sorprendieron muchas cosas: los niños descalzos por la calle, los parques tan bien cuidados, la naturaleza salvaje, y una sorpresa muy agradable fue encontrar un maravilloso grupo de españoles que se han convertido en mi nueva familia. (Aquí es muy difícil encontrar españoles).
¿Cómo has encontrado un alojamiento?
El primer mes vivimos con nuestro amigo español. Mientras tanto buscábamos casa mediante Agencia Inmobiliaria, aquí es lo mejor. Es muy importante conocer las zonas y que alguien te aconseje, porque no todos los sitios son igual de seguros.
¿La gente es amable / abierta? ¿Es fácil instalarse y hacer nuevos amigos? ¿Cuál es tu consejo para encontrar nuevas personas?
La gente es muy amable, todo el mundo se acerca y te habla aunque no te conozca. En ese sentido, hacer nuevos amigos aquí es fácil. En mi caso conocí a mucha gente a través del colegio, suelo estar en el grupo de "Madres Colaboradoras", y así conozco a más gente. Apuntarte a alguna actividad, ir al parque, hacer deporte... ¡Todo te ayuda a conocer gente nueva!
Un rasgo característico de la ciudad / país que te gusta mucho y un aspecto negativo...
Me encanta la pasión que tienen por la naturaleza y el deporte. Todos cuidan y respetan el medio ambiente, y se lo transmiten a sus hijos, ¡los parques naturales aquí son impresionantes! Al lado de mi casa tengo el Jardín Botánico, y puedes ver pasar a tu lado monos, patos, gansos, pelícanos... Incluso hay un par de águilas que suelen sobrevolar mi casa. El tema del deporte es increíble. Organizan gran cantidad de eventos deportivos, siempre pensando en tres generaciones. He participado en varios con mi familia, y siempre veo a niños, bebés, adultos y ancianos haciendo deporte en familia, ¡me encanta! Lo que menos me gusta es el alto índice de criminalidad que existe aquí. Nosotros siempre nos movemos por zonas seguras, y nunca hemos tenido ningún problema, pero este país no es tan seguro como España.
Un prejuicio sobre la ciudad / país que resultó totalmente equivocado...
Antes de venir a vivir aquí me habían dicho que Durban contaba con una gran diversidad cultural y racial, y que no todos se relacionaban entre sí. Es cierto que los zulúes tienen más relación con los zulúes, los musulmanes con los musulmanes, los indios con los indios y los blancos con los blancos, pero todos conviven juntos sin problemas. Quizás las personas mayores sean un poco más reacias a relacionarse con las demás culturas, pero tampoco lo tengo muy claro. Lo que puedo asegurar es que la generación de mis hijas no conoce el racismo, todos se relacionan sin problemas, independientemente del color de su piel. Es más, a nosotros nos han tratado muy bien personas de todas las razas y culturas, no podemos tener quejas de nadie. Nos han invitado a varias casas, nos han presentado a sus familias, y nos han tratado como uno más.
Cuando llegaste a Durban, era la primera vez que ibas a vivir en el extranjero, ¿nos cuentas un poco tu trayecto?
Tomar la decisión de venirnos a vivir aquí fue una de las más difíciles de mi vida. Aunque soy de Huelva, estudié la carrera en Salamanca, me fui a vivir a Sevilla, pero jamás me planteé vivir en la otra punta del mundo. Despedirnos de nuestra familia, de nuestros amigos, de nuestras costumbres, de nuestro barrio... ¡Fue todo tan duro! Dejábamos España para comenzar una vida nueva, y nos deshicimos de todo lo material que teníamos. Montamos un mercadillo y vendimos todos los muebles, bicicletas, libros, juguetes, ropa... Todo lo que teníamos en nuestra casa, todos nuestros recuerdos... Cuando llegamos aquí, comenzamos desde cero en todos los sentidos.
¿Qué es lo que más extrañas de tu país?
¡Mis hermanas! Sin duda son las dos personas a las que más echo de menos. También al resto de la familia y a los amigos, pero sobre todo a ellas. Por supuesto, algo que echamos de menos todos los españoles es la comida: estoy deseando llegar a España y comer jamón serrano, aceite de oliva, chocos (un tipo de calamar típico de Huelva), almejas, pescado fresco, aceitunas... Y, aunque la gente aquí es muy amable, yo echo muchísimo de menos a los españoles, y a todas las costumbres y fiestas con las que he crecido. En realidad echo de menos tantas cosas... ¡Pasear por la calle o tener persianas en casa hoy en día me parece un lujo!
¿Como vives la actualidad de tu país desde lejos?
Con mucha tristeza. Me da una pena enorme cada vez que conozco un caso nuevo de corrupción, o cuando me entero de los recortes que se están llevando a cabo, o cuando desahucian a alguien, o cuando veo las cifras del paro... Porque todo ello hace que cada vez vea más lejana nuestra vuelta a España.
¿Con qué frecuencia te comunicas con tu familia? ¿Qué medios de comunicación utilizas?
Con mis hermanas hablo a diario a través de WhatsApp, y casi todas las semanas a través de Skype. Es curioso pero con muchos amigos y familiares a los que no veía mucho en España, me siento más unida desde que estoy aquí, nos escribimos a menudo y nos contamos muchas cosas. Sin embargo muchas personas con las que me sentía unida en España, se han convertido prácticamente en desconocidos. Es increíble lo que las nuevas tecnologías nos pueden unir y separar al mismo tiempo...
¿Cómo es tu vida cotidiana?
Nos levantamos a las 06'00 o un poco antes (a las 04'30 ya es de día porque aquí es pleno verano ahora mismo), a las 07'30 empieza el colegio, aunque a veces mi hija Alba entrena a las 06'00 con el equipo de natación, y vamos antes al colegio. Después de dejar a las niñas en el colegio, mi marido se va al trabajo, y yo voy al gimnasio y/o a la compra, a organizar la casa y a preparar las clases de español que doy en el colegio y en casa, o a hacer traducciones que me encarga la Universidad. A las 12'15 sale mi hija pequeña y voy a buscarla. Mi hija mayor tiene diferentes horarios según las actividades extraescolares que tenga (unos días sale a las 12'40 y otros a las 15'00). Una vez que recojo a mis hijas, vamos a casa, comemos y hacemos los deberes (Alba a veces los hace en el cole). Juegan un rato, meriendan, se bañan, cenan, y a las 19'00 están acostadas. Nosotros cenamos sobre las 19'30 o 20'00 y nos acostamos sobre las 21'00 o las 22'00.
¿Qué haces en tu tiempo libre? ¿Cuáles son las actividades más populares en Durban?
Desde que vivo aquí he vuelto a recuperar una de mis grandes aficiones: la lectura. ¡Hacía dos hijas que no leía! Además, en Durban hay verdadera pasión por el deporte y, como a mi también me gusta, voy al gimnasio, participo en carreras solidarias con mis hijas, voy con ellas a patinar, e incluso me he animado a aprender a hacer surf (un deporte muy popular aquí). También dedico bastante tiempo a actualizar el blog en el que cuento todas nuestras aventuras.
¿Qué te llevo a empezar tu blog Cuatro maletas en Durban?
Nuestros familiares y amigos estaban muy intranquilos cuando le dijimos que nos veíamos a vivir a Durban, todo el mundo pensaba que Sudáfrica es un país muy peligroso y que podíamos haber elegido otro destino. Decidí crear mi blog para tranquilizarlos, y para que vieran lo bonita que es esta ciudad y todo lo positivo que nos ofrece, y creo que lo logré, ¡incluso se animaron a visitarnos! Por otro lado, el blog me ha ayudado a conocer a mucha gente, me siento menos sola, y sigo escribiendo y haciendo fotos (dos de mis grandes pasiones).
¿Qué consejo le darías a aquellos que quieren instalarse en Durban?
Que se informen bien de todo, que no vengan a la aventura. Contactar con alguien que viva aquí es fundamental, a nosotros nos ayudó muchísimo. Esta es una ciudad maravillosa, pero tienes que saber por donde moverte, y con quién. No es oro todo lo que reluce...