Preséntate. ¿De dónde eres? ¿Cuánto hace que vives en tu nuevo país? ¿Cómo te ganas la vida?
Me llamo Carlos, tengo 33 años, soy licenciado en educación mención idiomas modernos, y vengo de Ciudad Ojeda, en el estado Zulia, Venezuela. Desde hace 6 meses vivo en Quito y trabajo como profesor de francés para niños y jóvenes en una escuela internacional.
¿Por qué decidiste cambiar de país?
Hubo varios factores que influyeron en mi decisión de irme de Venezuela, entre ellos ese espíritu aventurero que siempre he tenido por explorar nuevas culturas, además de la difícil situación por la que está atravesando mi país en todos los aspectos, y que ya todos conocemos.
¿Qué trámites y formalidades has tenido que hacer para instalarte?
Primero que nada, conseguir desde Venezuela un alojamiento. Luego al llegar, registrar mi título ante la Senescyt (organismo que avala tu título para poder ejercer tu profesión en el Ecuador), para después conseguir un empleo, afiliarme al IESS (Instituto Ecuatoriano de los Seguros Sociales) y seguir con los trámites en función de la visa profesional 9V y la cédula de identidad.
¿Cómo fue tu instalación?
Desde que pisé suelo ecuatoriano, este país sencillamente me ha sonreído, y doy gracias a Dios por ello. Llegué prácticamente a ciegas a casa de unos paisanos, y desde entonces todo ha fluido sin mayores complicaciones: desde registrar mi título, encontrar un empleo y el apartamento donde vivo actualmente, hasta la obtención de documentos que acreditan mi estatus legal en Ecuador (visa profesional y cédula de identidad).
¿Has tenido dificultades para adaptarte: la gastronomía, las costumbres, el clima...?
De la gastronomía, naturalmente hay comidas que me gustan y otras no tanto. Además no es para nada difícil encontrar ingredientes que te permitan preparar platos venezolanos. Con respecto a las costumbres, hasta ahora no hay nada que me haya causado choque, más bien admiración de ver por ejemplo cómo algunas mujeres y niñas lucen sus trajes típicos en la calle sin complejo alguno, sino más bien con orgullo. El clima sí fue algo que al principio me afectó, ya que vengo de una de las regiones más calurosas de Venezuela, y Quito posee un clima de montaña.
¿Lo que más te sorprendió?
Me sorprendió mucho la rapidez y eficiencia de los servicios públicos. De hecho, es muy fácil realizar todos tus trámites por tu propia cuenta.
¿Cómo has conseguido trabajo?
Apenas llegué compré una línea telefónica, actualicé mi resumen curricular, me suscribí a varios portales de empleo y comencé a aplicar a las ofertas que me interesaban. A los 11 días de estar en Quito, recibí una llamada de una escuela internacional para convocarme a una entrevista. Ese mismo día me presenté y firmé un contrato para trabajar como profesor de francés, empleo que mantengo hasta el día de hoy.
¿Cómo has encontrado un alojamiento?
Como comenté anteriormente, contacté desde Venezuela con unos paisanos que ofrecían alojamiento a precios módicos. Me recibieron y trataron muy bien, con ellos conviví durante mes y medio. Pero era un sector bastante alejado de mi lugar de trabajo, entonces por cosas de Dios, durante un almuerzo, una compañera me ofreció en alquiler un apartamento tipo estudio de su propiedad que estaba a punto de desocuparse, ubicado en una muy buena zona de Quito. Lo vimos, celebramos un contrato de arrendamiento y desde entonces vivo allí.
¿Es fácil hacer nuevos amigos? ¿Algún consejo?
Gracias a mi trabajo, he hecho muy buenos amigos ecuatorianos y otros extranjeros. A través de https://www.expat.com también he conocido a otros paisanos que en algún momento determinado han precisado de alguna orientación de mi parte. A aquellos que están por venir o incluso a quienes ya llegaron, les reitero mi disposición de ayudarles y orientarles en lo que pueda, además les aconsejo seguir esta página y otros grupos en las redes sociales dedicados a compartir información y experiencias sobre la vida en Ecuador.
Venga mójate: lo mejor y lo peor.
Para mí lo mejor definitivamente es esa fusión que hay entre lo natural y lo citadino. Despertarte y verte rodeado de montañas o ir muy tranquilo en el autobús y de repente ver por la ventana al Cotopaxi lanzar una fumarola es algo no muy común en otras partes, o por lo menos no en Venezuela. Considero que lo peor es que Quito, como la mayoría de las capitales del mundo, ya no es una ciudad tan segura y debes tener sumo cuidado por ejemplo con tus pertenencias cuando transitas por aglomeraciones, ya que hace poco viví una experiencia no muy grata en el transporte público al ser robado mi teléfono celular y no me gustaría que otros pasaran por lo mismo.
Un prejuicio que resultó totalmente equivocado.
En Venezuela y en otros países existe el prejuicio de que emigrar a un país latinoamericano es sinónimo de atraso, y reconozco que yo también lo tenía. Sin embargo durante este tiempo que he vivido en Quito me he dado cuenta que Ecuador es todavía un país de oportunidades, muy a pesar de la crisis generalizada que aqueja al mundo, y mi experiencia es un vivo ejemplo de ello.
¿Qué es lo que echas más de menos de tu país?
Definitivamente mis afectos, es decir, mi familia y amigos.
¿Cómo es tu vida cotidiana?
Mi vida transcurre entre mi trabajo (que de por sí es bastante exigente) y mi casa, donde me dedico a poner en orden las cosas (ropa, comida, limpieza), y eventualmente a corregir actividades realizadas por mis estudiantes.
¿Qué haces en tu tiempo libre? ¿Cuáles son las actividades más populares allí?
Mi tiempo libre es algo limitado. Sin embargo cuando lo tengo, aprovecho de hacer actividad física en un parque cercano a mi casa, de vez en cuando me encuentro con algunos paisanos, y además me dedico a mi afición predilecta: la pintura. Con respecto a las actividades más populares en Quito, hay para todos los gustos: desde un paseo con familiares o amigos por alguno de los parques de la ciudad, pasando por una noche de fiesta alrededor de la popular Plaza Foch, hasta un recorrido cultural por el Centro Histórico o los museos para los más bohemios.
¿Qué consejo le darías a aquellos que quieren instalarse allí?
Primeramente, que hagan legalizar y apostillar todos sus documentos antes de venir: títulos, notas certificadas, partidas de nacimiento, etc., según sea el caso, y para quien quiera enseñar idiomas (como es mi caso) que traten de obtener al menos una certificación B2 en dicho idioma o en su defecto prepararse para rendir el examen aquí, ya que la mayoría de los empleadores la solicitan. Luego, contar con una cantidad de dinero suficiente para mantenerse POR LO MENOS durante los primeros 2 meses (por si no se consigue rápidamente un empleo), que es el tiempo promedio que tarda tramitar una visa. Y por último, venir con una actitud positiva, sin miedos, abierta al cambio y a la adopción de nuevas maneras de pensar y de actuar. A quienes por miedo no se atreven a tomar decisiones trascendentales en sus vidas, siempre les recuerdo que "los sueños no se alcanzan durmiendo. Es necesario despertarse, levantarse y salir a perseguirlos".
No es la primera vez que vives en el extranjero, explícanos un poco tu trayectoria.
Antes de culminar mi licenciatura, trabajé en la Alianza Francesa de Maracaibo como profesor de francés. Luego me fui a Francia, específicamente a la ciudad de Rouen (región Alta Normandía) donde me desempeñé como asistente de español, en el marco de un programa de intercambios auspiciado por el gobierno francés. Después de esa experiencia regresé a mi país donde trabajé durante ocho años y medio para Petróleos de Venezuela como profesor de inglés, hasta que decidí mudarme a Ecuador. He estado otras tres veces en Europa, pero en plan de visita.
¿Con qué frecuencia te ves o comunicas con tu familia? ¿Qué medios de comunicación utilizas?
Hablo con mi mamá y mi hermano por lo menos una vez a la semana, básicamente a través de WhatsApp. Con mis amigos también me mantengo en contacto mediante dicha aplicación.
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