Uruguay se ha convertido en uno de los destinos predilectos para muchos argentinos que buscan mejorar su calidad de vida y progresar profesionalmente. ¿Qué hay detrás de este movimiento migratorio?
Argentina está sumida en una profunda crisis económica desde mediados del 2018. El país adolece de cíclicos períodos de depresión, fundamentalmente a causa de una sempiterna mala gestión por parte de las clases gubernamentales. El gobierno que presidía en 2018 el país, liderado por el neoliberal Mauricio Macri, llevó al país al incumplimiento de la deuda soberana, lo que implicó un requerimiento millonario para la reestructuración fiscal del país.
La primera consecuencia fue el aumento de la presión fiscal a las clases medias, que vienen soportando un progresivo incremento de impuestos directos e indirectos. Emprendedores, pequeños empresarios, comerciantes y profesionales liberados, fueron los más afectados por los cambios en la nueva política de retribuciones al estado.
La crisis económica se ha visto acrecentada por los efectos de la pandemia. Argentina ha sido uno de los países más castigados por la crisis sanitaria. Largo confinamiento, parón de la actividad comercial y crisis social. Este contexto no ha hecho más que ahondar en los problemas estructurales del país.
El éxodo no se ha hecho esperar, el año pasado se registraron cifras récord en lo que respecta a nuevos residentes argentinos en Uruguay. Muchos han decidido cruzar la gran bahía que los separa atraídos por la mayor estabilidad política y económica del país vecino y su mejor calidad de vida.
¿Qué ofrece Uruguay a los argentinos?
En un principio se observó que el perfil de los expatriados argentinos en Uruguay era más bien el de personas de clase alta, con gran poder adquisitivo, que pretendía huir de la presión fiscal en su país. A día de hoy, son jóvenes de clase media, los que forman el grueso de las demandas de residencia.
Son varios los motivos que justifican esta tendencia migratoria: la menor presión fiscal, mejor calidad de vida y mayor seguridad; y es que la criminalidad sigue aumentando de manera alarmante en los últimos años en Argentina, sobre todo en las grandes ciudades.
Uruguay ha logrado tras varios años de políticas progresistas y estabilidad institucional un marco que le permite el crecimiento y la expansión. Un país que presenta muchos menos desequilibrios que sus vecinos, con una escasa población y un PBI por habitante de los más altos de la región.
El gobierno Uruguayo lanzó el año pasado una serie de medidas destinadas a atraer residentes, talento e inversores extranjeros. En paralelo se han flexibilizado los requerimientos para fijar la residencia y se ha disminuido también el montante de inversión en inmuebles de 1,6 millones a poco más de 328.000 dólares. Además, se creó un nuevo marco “vacaciones fiscales” de 10 años durante las cuales, los nuevos residentes extranjeros están exentos de pagar el impuesto sobre renta.
La diferencia en la gestión de la pandemia también ha tenido un notorio impacto en este fenómeno migratorio. Mientras que Argentina ha estado entre los países con más contagios: el año pasado superó los 900.000 casos, Uruguay, apenas contaba con varios miles de infectados. Las cifras sobre mortalidad el año pasado ofrecían también un gran contraste: 24.000 contra 50 en uno de los periodos de pico de la pandemia.