¿Irse a vivir al extranjero es la clave para encontrarse a uno mismo?

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Escrito por Asaël Häzaq el 09 septiembre, 2024
Comenzar de nuevo dejando atrás todo lo familiar, ya sea mudarse a una tierra lejana o simplemente cruzar la frontera, iniciar un negocio, avanzar en la carrera o perseguir un sueño, a menudo refleja una búsqueda más profunda del autodescubrimiento. ¿Es mudarse al extranjero la clave para reconectar con el verdadero yo?

¿Es un nuevo comienzo o una huida?

"Dejar todo atrás para comenzar de nuevo en otro lugar" encarna la esencia de mudarse al extranjero como una vía hacia el autodescubrimiento. Cuando las rutinas diarias se vuelven opresivas y las ambiciones profesionales se desvanecen en hábitos sin sentido, mudarse puede servir como un reinicio, proporcionando una oportunidad para reenfocar y realinear los valores personales. Mudarse al extranjero no solo permite una ruptura con la monotonía, sino también un respiro de conflictos personales, como disputas familiares o rupturas amorosas, donde la distancia puede, de hecho, fomentar una mayor apreciación de uno mismo.

Sin embargo, ¿es esto un nuevo comienzo o simplemente una escapatoria? Las opiniones están divididas. Algunos críticos sostienen que tales movimientos no son más que escapatorias, una huida de problemas no resueltos que no desaparecerán simplemente al cruzar fronteras. Esta perspectiva es común, advirtiendo contra la idea de que los cambios geográficos pueden sustituir el enfrentamiento directo de los desafíos personales: 'escaparse' suele connotar debilidad.

Por otro lado, hay quienes celebran esta decisión como más que una simple huida. Los defensores del movimiento al extranjero para el autodescubrimiento argumentan que los problemas no requieren pasaportes para seguirnos, y que cambiar de entorno puede crear el espacio físico y mental necesario para una introspección profunda. Al dejar un entorno opresivo, se puede escuchar mejor los propios pensamientos y conectarse más plenamente con el nuevo entorno, preservando así el bienestar y obteniendo nuevas perspectivas.

Mudarse al extranjero para reconciliarse con uno mismo

Estamos familiarizados con el concepto de "terapia de viaje": viajes que fomentan la autoconfianza y el autodescubrimiento. El principio detrás de este tipo de viajes es aventurarse para redescubrirse, recordar las propias capacidades y fortalecer la autoestima. Mudarse al extranjero extiende este concepto, pero con una distinción crucial: no es simplemente una escapada breve de días o semanas, sino un proyecto de inmigración que abarca meses o incluso años.

Esta forma de "terapia" es un proceso que se moldea con el tiempo. Los impactos de vivir en el extranjero no se pueden predecir por completo, pero este camino ofrece una oportunidad única de reconciliarse con uno mismo. Existen muchos conceptos erróneos culturales que presentan la vida como un camino rígido donde las desviaciones no se ven como exploraciones, sino como fracasos. La expatriación desafía esta idea, proporcionando un escenario donde los desvíos no solo se permiten, sino que son oportunidades para una profunda renovación personal. Al optar por mudarse al extranjero, las personas no buscan simplemente escapar de su entorno, sino encontrar la paz consigo mismas y construir una base para el crecimiento futuro.

Vivir en un país extranjero sin presión

Es importante no cargarse de expectativas poco realistas al embarcarse en una nueva aventura en un país extranjero. No existe una fórmula perfecta o un camino predeterminado para garantizar la felicidad en el extranjero. La clave radica en equilibrar el viaje interno con las acciones externas.

Por ejemplo, tras la crisis sanitaria global, muchas personas se mudaron al extranjero, impulsadas por el deseo de escapar de los confinamientos y sus consecuencias. El cambio de escenario era muy necesario. Para algunos, esto cumplió un sueño de toda la vida de experimentar la vida en el extranjero; para otros, se trataba de vivir sueños de la infancia. Así, la inmigración se transformó en un método para recuperar el control de sus vidas, abordado con una mente abierta en lugar de una lista de logros por cumplir.

Lo que no es la expatriación

La expatriación no es una panacea. En casos de angustia emocional o psicológica severa que requieren intervención médica, es esencial consultar con un profesional de la salud. Si bien la vida en el extranjero puede seguir a la recuperación médica, es crucial no ver la expatriación como una solución a todos los problemas, ya que esto puede generar una presión indebida y establecer metas poco realistas.

Además, no es necesario visualizar la expatriación como una empresa monumental o una aventura única en la vida. La esencia de la experiencia no se reduce al destino lejano, ni requiere un viaje épico a los rincones más remotos del mundo. Mudarse al extranjero trata sobre el cambio y el crecimiento personal, no sobre la distancia.

No todos encontrarán que la expatriación sea adecuada para ellos. Algunos pueden descubrir que los viajes más cortos son más enriquecedores, mientras que otros pueden encontrar una mayor satisfacción al realizar cambios significativos sin salir de su entorno actual.

 Lo que sí es la expatriación

La expatriación a menudo se presenta como un viaje desafiante pero enriquecedor que abarca el redescubrimiento personal y nuevas experiencias culturales. Sin embargo, es esencial comprender que, en su núcleo, la expatriación implica una serie de pasos y requisitos prácticos.