Preséntate. ¿De dónde eres? ¿Cuánto hace que vives en tu nuevo país?
Me llamo Belén, soy española (de Madrid) y, desde hace casi dos años, vivo en Miami. Aunque aquí, en los Starbucks, me han llamado Evelyn, Belle, Ellen y hasta Milinda o Meléndez. Cualquier cosa menos Belén.
¿Cómo te ganas la vida?
Soy Regional Media Planner Sr. Básicamente, planifico campañas de publicidad desde Miami para los países latinoamericanos.
¿Por qué decidiste cambiar de país?
Siempre quise vivir en algún lugar de Estados Unidos. De adolescente, aprendí inglés en familias de Florida, Pensilvania y Massachusetts y quedé fascinada por su forma de vida, tan diferente a la nuestra. Llevaba años intentando venirme pero nada terminaba de cuajar. Pero, en 2013, con la crisis y la inestabilidad de España, creo que esto terminó ocurriendo en el mejor momento.
¿Cómo conseguiste tu visado?
Pedí el traspaso de mi empresa española a su filial norteamericana. Por lo tanto, tengo un L-1. Ahora estoy en proceso de obtener la residencia permanente (Green Card).
¿Cómo fue tu instalación?
Muy estresante. Primero viví unas semanas en un hotel. Es horrible vivir en un hotel y no tener cocina. Terminé harta de comer en restaurantes, ya todo me sabía igual... Me compré un coche y me dieron un golpe a la semana de estrenarlo. Mi mudanza se retrasó y dormí muchos días en un colchón hinchable. Se rompió el aire acondicionado en mi apartamento nada más entrar a vivir. No entendía nada... Los comienzos fueron difíciles, pero tuve la suerte de que mi padre pudo venirse conmigo y no se fue hasta que no me dejó instalada. Las penas, acompañada, son menos penas.
¿Existe choque cultural España - Estados Unidos?
Claro que sí. Mucho más de lo que nos pensamos los españoles. Realmente es difícil adaptarse a otra cultura y, aunque creemos que conocemos la cultura americana (por las películas), hay muchas cosas que nosotros damos por supuestas y aquí son radicalmente diferentes.
¿Lo que más te sorprendió?
Puff... todo. Que me pagasen por quincenas. Que los alquileres sean anuales: firmas un año cerrado. Que nadie se fiase de mi porque no tenía historial de crédito. Que en el supermercado se pudiese comprar cualquier cosa imaginable. Que se viese tanta cirugía estética. Que todo fuera Drive-Thru. Que ir al dentista fuera como ir a un spa. Que el médico fuera -aun teniendo seguro- increíblemente caro. Que no existan los seguros a todo riesgo para los coches. Que no sea ilegal ir en moto sin casco. El Spanglish. Que la comida tenga hormonas y, si la quieres sin hormonas, su precio se triplique. Las tormentas, parece que se va a caer el cielo pero terminan a los diez minutos. Que el acento español les pareciera tan bonito a los cubanos, no hay día que no me lo digan. Los pick-ups gigantescos de doble eje. El drama latino. Que para hacer cualquier cosa tengas que rellenar un formulario. Que haya tanta gente muy anciana que sigue trabajando. Que, en algunos aspectos, Estados Unidos tenga cosas de país subdesarrollado: Que no exista la baja maternal (ni paternal), que no se recicle ni el papel ni el vidrio, que haya gente que sólo tenga una semana de vacaciones al año, que aquí ningún banco ofrezca transferencias gratuitas y que sea tan difícil domiciliar algunos pagos...¡Con lo fácil que es la banca online en España... y que aquí sigan firmando cheques!
¿Es fácil hacer nuevos amigos? ¿Algún consejo?
Sí, es fácil hacer amigos en Miami. Yo he conocido a muy buena gente aquí. Casi todo el mundo es de otro país, así que eso ya es algo en común. Lo que yo hice fue integrarme lo más que pude y probarlo todo hasta decidir con qué me quedaba. En Miami, no sólo has de adaptarte a los estadounidenses, también terminas aprendiendo muchísimo de las diferentes culturas de los países de Latinoamérica.
Venga mójate: lo mejor y lo peor.
Lo mejor... la experiencia de vida. En conjunto, vivir en Miami (o en cualquier otro sitio) es salir de tu zona de confort, y eso significa que en los últimos dos años he aprendido muchísimo, tanto personal como profesionalmente. Para mi, el simple hecho de estar aquí es un éxito personal del que estoy orgullosa. Lo peor... la nostalgia y la distancia. Nostalgia no sólo de los tuyos, sino de cuando las cosas eran más fáciles. El sentimiento de nostalgia te acompaña siempre. Cuando vas al médico, cuando vas a la compra, cuando conduces, cuando vas al banco, cuando haces cualquier trámite... nada aquí es tan sencillo como en casa. La distancia es un verdadero asco que todo lo complica. Hay momentos en los que desearía poder chasquear los dedos y ahorrarme los 7 mil km de avión que me separan de Madrid.
¿Qué ventajas tiene vivir en los EEUU?
La ventaja más grande de todas de vivir en Miami concretamente es.... que no he vuelto a tener asma. Llevo casi dos años sin alergia. Nada de rinitis. Ni estornudos. A mi Miami me ha dado salud, no hay nada como vivir cerca del mar.
¿Qué es lo que echas más de menos de tu país?
A mi familia. Sobre todo a mi marido, que aún está en Madrid. Y a mis dos perras, que son abuelitas.
¿Qué haces en tu tiempo libre? ¿Cuáles son las actividades más populares allí?
Dedico mi tiempo libre básicamente a dos cosas: a escribir (escribo varios blogs, uno de ellos sobre mi vida en Miami, narrandoalmundo.blogspot.es) y también soy voluntaria de un refugio de animales en North Miami. Ayudo en la clínica veterinaria, participo en eventos dedicados a promover la adopción... Aunque principalmente me dedico a estar con los perros: les paseo, les ayudo en su socialización o incluso les entreno para que encuentren más fácilmente a una familia. Aquí la actividad de ocio por excelencia es ir a la playa. Yo antes vivía al lado del mar pero ahora que me mudé más lejos, voy de vez en cuando a Haulover Beach Park con Pancho, mi perro miameño: es una pasada de bonita y te permiten ir con tu mascota.
¿Qué consejo le darías a aquellos que quieren instalarse allí?
Mucha paciencia, bastantes ahorros (como no tienes historial de crédito, tendrás que pagar muchas cosas por adelantado...) y cuidado con las palmeras, que te puede caer un coco o una rama y te descalabra! (va en serio).
¿Con qué frecuencia te ves o comunicas con tu familia? ¿Qué medios de comunicación utilizas?
Mi padre ha venido creo que 5 veces ya. El que se prejubilara poco antes de yo venirme a Miami fue como si me tocara la lotería. También ha venido varias veces mi madre, mi tía y hasta mi hermana con mi cuñado y mis sobrinos, pero mi padre tiene ya hasta ropa aquí en el armario (yo creo que éste se termina mudando a Miami también). Mi marido y yo nos vemos cada tres meses y hablamos siempre que podemos gracias a Skype en el móvil, aunque a veces la cobertura sea un asco y el desfase horario no ayude. Al igual que el año pasado, volveré a España ahora en Octubre y también estaré por allí en las vacaciones de Navidad. ¡Qué ganas!