La "escasez mundial de mano de obra" oculta profundas disparidades, incluso dentro de un mismo país. Mientras que los sectores de la sanidad, la construcción y la fabricación se ven afectados por profundas crisis, la contratación de talento internacional no siempre es la solución. Algunos países han adoptado últimamente una postura diferente al optar por dar prioridad a la inversión extranjera frente al talento internacional. ¿Cuáles son sus motivaciones?
Fuerte aumento de la inversión extranjera
Países como Canadá, Australia y Japón están realizando importantes esfuerzos para atraer y retener el talento extranjero. Canadá se ha fijado el ambicioso objetivo de acoger a 500.000 nuevos inmigrantes cada año de aquí a 2025, lo que atrae anualmente a muchos expatriados potenciales. Japón, por su parte, se enfrenta a una enorme demanda de trabajadores extranjeros, con una necesidad prevista de 6,74 millones de trabajadores adicionales para 2040, lo que supone un gran reto para el país. Estos países, junto con otros que sufren una importante escasez de mano de obra, se enfrentan a una crisis demográfica de larga duración.
No todos los países se enfrentan a la misma situación. Los países africanos, en particular, viven un escenario diferente. En 2021, el 62% de los africanos tendrá menos de 25 años. Esto indica un crecimiento demográfico continuo. Nigeria, el país más poblado de África y una potencia económica, se enfrenta actualmente a retrasos políticos que dificultan su progreso. El desempleo, especialmente entre los jóvenes, vitales para el desarrollo del continente, es un problema importante agravado por el impacto de Covid. En lugar de depender del talento extranjero, los países africanos prefieren invertir en la formación de sus propios ciudadanos para desarrollar su cantera nacional de talentos. Kuwait e Indonesia también han optado por esta vía.
África
Egipto, Nigeria, Etiopía, Mozambique, República Democrática del Congo (RDC), Marruecos, Sudáfrica, Congo, Ghana y Senegal. El informe 2021 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) ha publicado la lista de los 10 países africanos que más inversión extranjera directa (IED) recibirán en 2021. Entre ellos se encuentran las potencias africanas: Nigeria, primera potencia del continente, Egipto, Sudáfrica y Marruecos. En 2021, la inversión en África alcanzó los 83.000 millones de dólares, el doble que en 2020. Este récord se explica en parte por el hecho de que la pandemia se está poniendo al día.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) ha publicado su informe de 2021, que incluye una lista de los 10 países africanos que más inversión extranjera directa (IED) recibieron ese año. Los países de la lista son Egipto, Nigeria, Etiopía, Mozambique, República Democrática del Congo (RDC), Marruecos, Sudáfrica, Congo, Ghana y Senegal. Entre ellos se encuentran las potencias africanas: Nigeria, primera potencia del continente, Egipto, Sudáfrica y Marruecos. En 2021, la inversión en África alcanzó los 83.000 millones de dólares, el doble que en 2020. Este récord se explica en parte por el hecho de que el continente se ha puesto al día desde la pandemia.
Las poderosas naciones africanas confían en la inversión extranjera para impulsar sus economías. Reconociendo su potencial, especialmente en términos de recursos naturales, los gobiernos ven la inversión extranjera como un medio para abordar el problema del desempleo, que obstaculiza el avance económico. En lugar de depender del talento extranjero, estos países prefieren invertir en la formación y mejora de su propia mano de obra cualificada a través de sólidos programas educativos. Por ejemplo, Sudáfrica es conocida por sus prestigiosas escuelas y universidades de informática que forman a algunos de los mejores profesionales del continente. Senegal y Marruecos también cuentan con excelentes instituciones de formación, sobre todo en campos como la inteligencia artificial, las telecomunicaciones, la seguridad y los sistemas de información.
Retener el talento nacional y atraer la inversión extranjera
Existen numerosos programas de formación y profesiones muy demandados a escala mundial. El reto reside en dos aspectos: atraer inversión extranjera directa (IED) y, al mismo tiempo, retener el talento nacional. La IED desempeña un papel crucial, ya que permite poner en marcha proyectos a gran escala que generan oportunidades de empleo y motivan a los talentos africanos a permanecer en sus países. En 2021, Sudáfrica hizo importantes anuncios en relación con dos grandes proyectos. El primero se refiere a un campus africano financiado por una inversión de mil millones de dólares de la empresa estadounidense Vantage Data Centers, mientras que el segundo es un proyecto de energía limpia patrocinado por Hive Energy, una empresa británica, con una inversión de 4.600 millones de dólares.
Marruecos participa en un importante proyecto valorado en 20.000 millones de dólares que implica el suministro de energía solar y eólica al Reino Unido a través de una red de cables submarinos de 3.800 kilómetros. En 2021, Marruecos experimentó un aumento del 52% de la inversión extranjera directa (IED), por un total de 2.200 millones de dólares. Los proyectos a gran escala se multiplican en el continente africano. Los proyectos de inversión en Tanzania y Uganda se triplicaron en 2021. Etiopía también está atrayendo una atención significativa, en particular de China. La IED en Etiopía se ha disparado un 79%, alcanzando los 4.300 millones de dólares en 2021. China ha sido el principal inversor en Etiopía durante varios años, con su ambiciosa "Iniciativa del Cinturón de Carreteras" lanzada en 2014. Esta iniciativa pretende establecer un nuevo "Cinturón Económico de la Ruta de la Seda" y aumentar la influencia y presencia de China en el comercio mundial. Más de 60 países, entre ellos una veintena de naciones africanas, se han adherido a este programa.
Kuwait
El gobierno de Kuwait ha adoptado una estrategia que combina la creación de empleo con la inversión extranjera. Este enfoque pretende atraer capital extranjero al tiempo que garantiza oportunidades de empleo para los ciudadanos kuwaitíes. La inversión extranjera directa (IED) desempeña un papel central en la Nueva Visión Kuwaití 2035 de Kuwait, un plan de desarrollo presentado en 2017. Al igual que Dubai 2030 y la Visión 2030 de Arabia Saudí, este plan pretende diversificar la economía kuwaití y transformar el país en un próspero centro financiero y económico. Para fomentar más la inversión extranjera, el gobierno está considerando abrir el sector inmobiliario. Un comité ministerial ha propuesto permitir a los no kuwaitíes adquirir viviendas con fines de inversión. En 2020, la IED en Kuwait se concentraba principalmente en el sector de las telecomunicaciones (alrededor del 20,6%), las sociedades de inversión (20%), los bancos (12,8%) y la industria (9,6%).
Las estadísticas gubernamentales indican que aproximadamente 13.000 edificios (unos 320.000 pisos) se verían afectados por la inversión. Muchos de estos inmuebles están actualmente hipotecados por bancos. Según la propuesta, los inversores extranjeros tendrían que ser residentes permanentes sin antecedentes penales y no ser ya propietarios de un piso. El tamaño del piso se limitaría a 350 metros cuadrados. El Ministerio de Justicia tomará la decisión final sobre si se permite la inversión extranjera en este sector. Los partidarios del proyecto creen que la inversión extranjera podría reactivar el maltrecho sector inmobiliario y contribuir al crecimiento económico inyectando fondos. Se espera una decisión una vez formado el nuevo gobierno, con las elecciones a la Asamblea Nacional previstas para el 6 de junio.
Indonesia
El país aspira a convertirse en una de las cinco primeras potencias económicas mundiales y considera la inversión extranjera directa (IED) un motor clave. La IED ha aumentado más de un 20% en el primer trimestre de 2023, lo que ha supuesto un alivio para el Gobierno, que se enfrentaba a la amenaza de recesión a finales de 2022. El país dependía en gran medida de la exportación de sus recursos naturales para evitar el declive económico, pero, por desgracia, las tasas de desempleo han aumentado considerablemente. Las estadísticas oficiales indican que sólo el 5,83% de la población estará en paro en 2022, pero es probable que la cifra real sea mucho mayor. En lugar de confiar en el talento extranjero, Indonesia ha optado por dar prioridad al capital extranjero para estimular su economía. El gobierno ha abierto a la inversión extranjera más de 200 sectores, entre ellos la industria, la energía y las telecomunicaciones. Según la "lista positiva de inversiones", sólo un sector no tiene restricciones a la inversión extranjera, mientras que se aplican limitaciones a otros en función de criterios específicos.
El gobierno ha identificado sectores prioritarios basándose en criterios específicos, como ser intensivos en mano de obra, intensivos en capital, orientados a la exportación e industrias pioneras como la metalúrgica, petrolera y de energías renovables. Estos criterios se eligieron por una razón. El sector industrial se ha visto gravemente afectado por la recesión económica. Según el diario surcoreano Korean Tempo, casi 45.000 trabajadores fueron despedidos entre enero y septiembre de 2022, y el ritmo de recortes de empleo aumentó a partir de julio. La industria manufacturera y la textil son sectores especialmente vulnerables. En abril de 2020, el gobierno introdujo un programa llamado "Preempleo" con el objetivo de ayudar a los trabajadores despedidos a pasar a nuevos oficios mediante formación, en lugar de ofrecer indemnizaciones. Para atraer la inversión extranjera, el Gobierno ofrece diversos incentivos fiscales, con reducciones potenciales de hasta el 50% en función de la naturaleza y la duración de la inversión. Además, se están promoviendo deducciones fiscales específicas, especialmente en los sectores textil, automovilístico y petrolero.
Conclusión
Para estos países, promover la inversión extranjera es también una forma de abordar el problema de la fuga de cerebros. Los gobiernos creen que el desarrollo económico y social sólo puede lograrse con la contribución de su propia población. Estas personas están deseosas de contribuir al crecimiento de sus países, pero también exigen una mayor estabilidad política, como se observa en países como Sudáfrica, la República Democrática del Congo (RDC) e Indonesia. Preocupan los riesgos potenciales asociados a una liberalización excesiva de las inversiones. Etiopía, un importante centro para el comercio chino, y Uganda, que mantiene vínculos con el grupo petrolero francés TotalEnergie y su controvertido megaproyecto petrolífero, han llamado la atención. Los críticos han expresado su preocupación por las violaciones de los derechos humanos y los desastres medioambientales. A pesar de la desestimación del tribunal de París en marzo de 2023, los opositores al proyecto continúan su lucha. Apoyan la inversión extranjera, pero insisten en que se apliquen controles y salvaguardias adecuados.