Preséntate a ti misma: ¿De dónde eres, desde cuánto tiempo vives en La Paz...? ¿Cómo te ganas la vida en allí?
Soy Gemma Candela, tengo 28 años y soy de Ibi (Alicante). Llego algo más de dos años y medio viviendo en La Paz, donde ejerzo la profesión que siempre soñé: periodista.
¿Por qué has optado por instalarte allí?
Fue un poco de casualidad. Me licencié justo cuando comenzaba eso que han llamado crisis, aunque ya se veía venir que en España sólo se podía comenzar en el mundo del periodismo si una aceptaba ser becaria durante años, cobrando una miseria. Así que hice un postgrado que incluía prácticas (aunque no a todos mis compañeros se las dieron)y, entre los destinos que elegí, salió La Paz.
¿Cómo fue tu instalación?
Fue bastante fácil porque me ayudó una chica española que había venido antes que yo con la misma beca. Lo primero es que hay que sacar visado y, aunque al final se consigue (no es prácticamente imposible como para los latinoamericanos que van a España), hay que dar muchas vueltas porque no te dicen exactamente todo lo que tienes que presentar a la primera (tampoco a la segunda) y porque más de un funcionario está esperando que le des una coima o soborno para "agilizar" tus trámites. ¡No hay que caer en eso!
Yo no tuve que buscar empleo porque vine a hacer las prácticas a un periódico, en el que me quedé, ya contratada. Tengo amigos que han buscado trabajo una vez aquí y, aunque no surge de un día para otro, hay muchísimas más oportunidades que en España.
Para encontrar vivienda hay que comprar los periódicos del domingo, cuando hay mayor cantidad de anuncios. También hay tiendas que funcionan como agencias que cuelgan ofertas de pisos y que, a cambio de una cantidad de dinero, te facilitan el número de teléfono del anunciante. Y, como siempre, hay carteles en las ventanas de algunas casas en las que se avisa que el inmueble está en alquiler.
Otro truco es pasarse por los edificios que tienen porteros y preguntarles a ellos (dicen que es recomendable darles una propina para que sean más "eficientes", pero yo nunca lo he hecho).
Aquí existe una modalidad entre el alquiler y la compra de una vivienda: el anticrético. Hay que depositar, al firmar el contrato, una cantidad de dinero elevada (por ejemplo, 15.000 dólares). El acuerdo sirve para una año (renovable por más tiempo) y, al finalizar, el dueño devuelve al inquilino el importe depositado. Es una especie de forma de ahorrar para el que alquila, pero sin intereses, y el propietario puede tener de golpe un dinero que necesita para saldar deudas y recuperarlo poco a poco.
¿Ha tenido dificultades de adaptación (las costumbres, la gastronomía, el idioma)?
Aunque españoles y bolivianos compartimos la misma lengua, en teoría, hay que aprender nuevas palabras y expresiones y, si una quiere integrarse, dejar de usar algunas de las que empleamos en España. Por ejemplo, los tacos, especialmente en la parte andina del país, no están bien aceptados. Da la sensación de que eres una persona maleducada.
La comida está rica, sobre todo si se compara con la anglosajona (los que hemos tenido la típica estancia en Reino Unido o Irlanda para perfeccionar el inglés estamos, en general, contentos con la gastronomía boliviana), aunque la dieta andina está, para mi gusto, saturada de patatas, arroz y pastas. Lo que algunos no llegan a tomar por costumbre es echar una salsa picante llamada llajua a la comida.
En Bolivia se tiene una gran pasión por el folclore, que se acaba pegando a los extranjeros. Se ve a muchos participar de las grandes entradas folclóricas.
¿Lo que más te sorprendió?
Ver La Paz por primera vez fue increíble, aunque aún hoy me sigue maravillando. Al bajar desde la ciudad de El Alto, donde está el aeropuerto, y ver la hoyada donde está La Paz, con sus laderas atestadas de casitas de ladrillo y los rascacielos en lo más hondo, con el nevado Illimani al fondo de la escena, me dejó sin habla.
La primera noche que salí por la ciudad me llamó la atención que en los bares, llegado cierto momento de la fiesta, ponen música folclórica nacional y todo el mundo se lanza a bailar, dominando los pasos de casi cualquiera de las danzas del país. También me ha sorprendido ver a mujeres vestidas de forma tradicional dentro de las ciudades.
¿La gente es amable / abierta? ¿Es fácil instalarse y hacer nuevos amigos? ¿Cuál es tu consejo para encontrar nuevas personas...?
Aunque es un estereotipo que no puede aplicarse a todo el mundo, la gente andina suele ser más cerrada, incluso puede parecer maleducada a veces, aunque en las ciudades, no tanto. Las mujeres, especialmente en los pequeños pueblos de la zona altiplánica, son muy tímidas y casi ni miran a los ojos de su interlocutor. En el oriente, la gente tiene un carácter mucho más abierto y amable. El clima condiciona bastante la forma de ser de las personas, y allá suele hacer mucho calor.
No te haces amigos paceños a la primera de cambio pero, una vez que te toman confianza, puedes encontrar buenas amistades. Es más fácil con los extranjeros, sean del país que sean.
Una buena forma de encontrar gente es yendo a fiestas en lugares alternativos (como la Casa Espejo o en la Cinemateca) o apuntándose a cursos, como los de idiomas.
Un rasgo característico de la ciudad / país que te gusta mucho y un aspecto negativo...
Me parece formidable la gran variedad que hay en Bolivia, en todos los aspectos.
En las ciudades manda la ley de la selva. Los conductores no conocen, o se hacen los locos, cómo funciona la cuestión de la prioridad de paso y se pasan el día dando frenazos para no comerse al que aparece de repente en su camino, y ello genera conversaciones a base de bocinazos. Y los peatones no cuentan. Si se te ocurre ponerte a cruzar un paso de cebra, el coche que viene de lejos a toda velocidad no frena, sino que casi te pisa y encima te pita e insulta a toda tu familia.
Un prejuicio sobre la ciudad / país que resultó totalmente equivocado...
La verdad, no sabía mucho de Bolivia antes de venir...
¿Qué es lo que más extrañas de España?
Muchas cosas: algunas muy típicas, como el jamón y la playa; la forma de ser de la gente; las estaciones del año (en Bolivia, al ser un país tropical, apenas se dan cambios climáticos a lo largo del año); volver tranquilamente a casa después de una noche de fiesta, caminando por la ciudad hasta ver salir los primeros rayos del sol; medios de transporte decentes, como el metro; que los conductores respeten los pasos de cebra.
¿Con qué frecuencia te comunicas con tu familia? ¿Qué medios de comunicación utilizas?
Intento hablar con mi familia al menos una vez a la semana por Skype, pero no siempre en posible. No tengo internet en casa porque es caro y lento y eso, sumado a la diferencia horaria, complica un poco las cosas. Pero también suelo chatear y enviarme emails más a menudo. Incluso, mando cartas de vez en cuando. Aunque tardan más, son más bonitas que un correo electrónico.
¿Cómo es tu vida cotidiana?
La verdad es que me paso buena parte del día trabajando. Lo bueno es que, para escribir, tengo que salir a hablar con la gente, viajar, ver las cosas por mis propios ojos... Es una trabajo interesante en el que aprendo constantemente a nivel personal y profesional. Pero, como no tengo un horario fijo de salida, a veces no puedo acudir a las citas con mis amigos y soy un poco malqueda.
¿Qué haces en tu tiempo libre? ¿Cuáles son las actividades más populares en Bolivia...?
Desde cosas caseras y típicas como leer y ver películas y series hasta hacer pequeños viajes de fin de semana a un lugar más cálido que La Paz, ir a barbacoas o pasear por la ciudad y descubrir nuevos rincones...
¿Qué consejo le darías a aquellos que quieren instalarse en La Paz?
Primero, y muy importante, que se hagan a la idea de que vienen a un lugar muy diferente. Lo del Tercer Mundo no es broma y, aunque fastidie que internet sea lento o que los buses tengan 60 años de vida, hay que recordar que si existen tantas brechas entre el norte y el sur, es por algo. Y la culpa debemos buscarla en los países ricos. Por otro lado, lo bueno es que aquí hay mucho que crear, que construir, en lo que innovar. Aunque esto esté muy lejos de nuestras costumbres, es una bella tierra llena de oportunidades a la que hay que respetar y aprender a querer.